Muerto Colosio, el PRI enfrenta escasez de aspirantes a la vacía candidatura y ante rumores de todo tipo y conjeturas respecto del origen del asesinato de Colosio y de los que salen beneficiados, la asume Ernesto Zedillo, quien meses antes del destape aseguraba que Colosio sería candidato, y se saca el tigre en la rifa sexenal. Zedillo hombre inteligente, excelente economista, enfrenta la debacle que estalló en México en1994, en el último año de Salinas.

El fin político termina por imponer su poderío al bienestar social y Salinas entrega una presidencia con deberes políticos, económicos, con trampas, homicidios, e intrigas que no resolvió de manera oportuna, entre estos, la devaluación del peso y hereda a México problemáticas más pesadas con muchas variables. Salinas casi no desactivó ninguna, excepto la elección presidencial, y Zedillo y México sufrieron un primer año de administración de desastre. En los 5 años restantes, el crecimiento económico de México anual fue de 6%, hecho irrepetible desde Zedillo.

Bajo auspicio de la Fundación Internacional para la Libertad, el expresidente Zedillo, trazó un panorama de América Latina para ser escuchado, dado su llegada a la presidencia y desempeño en esta. Es una visión crítica, inusual en presidentes mexicanos. Dos de sus ideas rectoras son que nuestros países viven, desde el punto de vista político, una regresión democrática”, y desde el punto de vista económico y social, una “trampa del predesarrollo”.

La regresión democrática según Zedillo se origina en el ascenso de gobernantes populistas que, llegados al poder por la democracia lograda a través de décadas, dedican sus esfuerzos a debilitarla y destruirla. La democracia que se ganó en la desaparición de dictaduras de fines del siglo XX está bajo amenaza por gestión antidemocrática de gobernantes populistas encumbrados por la democracia. 70% de los países del continente latinoamericano está bajo esta amenaza, tendencia de lamentar por la pérdida democrática y la destrucción de la calidad de los gobiernos y de su capacidad para llevar a sus países las condiciones de bienestar y libertad largamente prometidas. Prueba de la ineficacia de esos gobiernos es que entre los 10 países del mundo que peor manejaron la pandemia hay 7 de América Latina. En esos países hubo más muerte, más pérdida de empleo, mayor pobreza, desigualdad y sufrimiento. Estos países calificaron en la pandemia entre los peores del mundo.

La “trampa del predesarrollo”, es que pareciera que debemos empezar de nuevo, casi de cero, a combatir tres grandes enfermedades de las que no hemos podido salir en nuestra historia: La enfermedad de la ausencia de Estado de derecho. La enfermedad de la persistencia de la pobreza y la desigualdad. Y, la enfermedad de economías raquíticas porque no están guiadas en lo esencial por lo único que puede fortalecerlas: la libertad económica, que los gobiernos populistas destierran.