En 2015, los países miembro de las Naciones Unidas se comprometieron a cumplir 17 Objetivos y 169 metas para promover el Desarrollo Sostenible que busca responder a la multidimensionalidad de la pobreza, la desigualdad y la exclusión social. Su cumplimiento exige compromiso de gobiernos y sector privado.
Los cítricos en el centro de Tamaulipas fueron por décadas fuente de enorme ingreso para los productores derivado del buen precio de los productos, sin embargo el intermediario se llevaba la “tajada del león”. Tapatíos y neoloneses eran los ganadores. Se requirió el desarrollo de empacadoras y de jugueras para que mejorase el ingreso del productor de cítrico, aunque la mejora fue ínfima pues se aplicaba castigo por características que depreciaban el producto por el nuevo intermediario. Cuanto al sorgo, el intermediario obtiene ganancia que desequilibra un comercio justo. Los compradores consiguen el mercado para el producto y con ello la ganancia con escaso riesgo. En Aldama, los productores de ganado establecieron un rastro TIF para comercializar la carne que antes vendían en pie y obtener mejor ganancia, además se abren fuentes de trabajo y oportunidad de desarrollo. La historia del mundo muestra ausencia del justo, aquellos que en toda la cadena de producción, de servicio, se comportan de la misma manera en beneficio de todos. De aquí se desprenden inequidad, iniquidad, desigualdad, pobreza, ignorancia y finalmente exclusión.
Comercio justo pretende desarrollo inclusivo, justo y sostenible, fomento de patrón productivo, de consumo alternativo y solidario. Se enfoca en el actor de la cadena de valor: productor, trabajador, cooperativa, empresa, exportador, importador, supermercado, tienda especializada, consumidor final. Los niveles local, nacional, regional y global (multinivel), comparten responsabilidad común y construyen caminos de sostenibilidad.
Comercio justo pone en el centro al ser humano y la sostenibilidad social, económica y ambiental de la sociedad, en vez de maximizar ganancias, se opone a la concentración de ganancia que logra la actual globalización. Busca dignificar el trabajo de los actores involucrados en las cadenas de valor, con gestión responsable y sostenible del recurso natural. El objetivo es garantizar a pequeños productores agrícolas y artesanales acceso al mercado para sus productos, condición más justa y equitativa. Se fomenta consumo responsable en canales de comercialización sostenible y solidaria, reconociendo el trabajo de los productores y sus organizaciones.
Tras lanzar la marca Fairtrade en 2002, su consumo mundial fue 831 millones de euros en 2004. En los 10 años siguientes, el consumo aumentó 22% anual con valor de 5.900 millones de euros en 2014. Los pequeños productores de América Latina y el Caribe representan 23% del total mundial. En 2015, los rubros certificados Fairtrade en América Latina fueron aceite, azúcar, banano, cacao, café, flores, frutas frescas, frutas secas, infusiones, hierbas aromáticas y té, jugos y pulpas de frutas, miel, nueces y semillas, quinua, vegetales, y vino. El café es el producto de comercio justo más vendido.
En este sistema se fija precios mínimos para los productos, debajo de estos no se hace contratos. Los participantes del Sistema revisan los precios sobre estudios de la realidad de los productores y atenuar impactos de altibajos y fluctuaciones de precios de las materias primas. Además del precio Fairtrade, se promueve el pago de diferenciales por la calidad del producto; un premio a organizaciones o comités de trabajadores para inversión social en educación, protección ambiental, saneamiento, salud y vivienda, en las comunidades. El pre-financiamiento permite al comprador adelantar 50% a 60% del costo final del pedido en respuesta a una barrera de mercado que sufre el pequeño productor, la poca facilidad de acceso a crédito conveniente.
Existen experiencias de éxito que pueden “discriminación comercial positiva”. El Café Femenino. Los consumidores pagan más por un producto enteramente producido y comercializado por mujeres para promover la participación y empoderamiento de la mujer en la gestión y procesos de toma de decisión internos de las organizaciones de productores.