El primer trimestre 2025 cerró en EE.UU., con contracción del Producto Interno Bruto de 1.4% (Departamento de Comercio), lo que acota al relato de triunfo de Trump en materia económica.
Trump reestructura el comercio internacional, endurece la política migratoria y desmantela el estatus, con velocidad y sin contención legal. Ordenó redadas masivas e intensificó deportaciones. Sus procedimientos son cuestionados por los tribunales. Su política genera fricciones con gobiernos locales y del mundo.
En política exterior, Trump desafió el marco de alianzas: En duda el compromiso del país con la OTAN; inició repliegue de tropas en distintos escenarios internacionales y adoptó tono complaciente con Rusia, lo que genera inquietud entre los socios históricos de Washington, y luego pelea. Impredecible pues no se le comprende.
En economía, proclamó el ‘Día de la Liberación’ arancelaria, con gravámenes a la importación de múltiples países. Estas medidas, justificadas como protección para los trabajadores de EE. UU., han provocado rechazo en los sectores empresariales.
El límite a sus iniciativas lo han marcado los mercados: La respuesta negativa a sus medidas comerciales con caídas en la confianza sobre el dólar y en la deuda del Tesoro.
Trump impone su estilo: Imprevisible, personal y agresivo. EE. UU. es una potencia, pero no escapa a las consecuencias de las decisiones de Trump. El populismo alimenta encuestas y deja factura elevada cuando se acaban imponiendo los datos.
México, atosigado por Trump y múltiples problemas internos, avanza atendiéndolos con la presidenta Sheinbaum con una aprobación de su administración de 70%, con una moneda que se mantiene fuerte ante el dólar, con inversión pública. Hace falta que se sume la inversión privada sin miedo.