La mortalidad por melanoma en jóvenes y menores de 65 años disminuye porque se empieza a establecer foto conciencia, con mejores hábitos de exposición al sol y consulta al dermatólogo, pero aumenta en personas mayores de 65 años debido a que la piel tiene memoria, y muchos factores externos le dejan huella. La exposición solar a lo largo de la vida pesa, como la reticencia en los más mayores a ir al médico ante una lesión cutánea, lo que puede retrasar el diagnóstico y aumentar la mortalidad.
Estas son las conclusiones de los dermatólogos en la campaña Euromelanoma 2019, que tiene como objetivo aportar información sobre prevención, diagnóstico precoz y tratamiento del cáncer de piel. Cada año se diagnostican en España 5 mil casos de melanoma, cáncer de piel con peor pronóstico, aunque prevenible y buen pronóstico, si se detecta y se trata a tiempo.
El Dr. Eduardo Nagore, coordinador de Euromelanoma, afirma que, si se detecta de forma precoz, se cura más de 80% de los casos, por eso es importante «mirarse bien la piel de todo el cuerpo» y hacerlo al menos un minuto al mes. La clave está en detectar «algo diferente», susceptible de ser evaluado por un dermatólogo: nuevas lesiones cutáneas y diferentes al resto, que se parecen a un lunar, pero asimétricas, de bordes irregulares, mayores de 6 milímetros de diámetro o de color irregular. Esos son signos que nos deben llevar a consultar al dermatólogo.
Sin embargo, está el problema de la negación, muchas personas conocen el riesgo de la exposición excesiva al sol, pero lo obvian y cuando se ven algo raro, se dicen, “seguro que no es nada”. Se autoengañan o tienen miedo de toparse con la realidad. Este comportamiento queda plasmado en la encuesta realizada por esta Fundación a mil personas de entre 50 y 80 años y que concluye: 20% de los ciudadanos de 50 o más años se busca lunares nuevos o cambios en su piel frecuentemente; 17% no lo hace nunca; y 60% a veces. Es el principal factor que explica por qué la mortalidad por melanoma sigue creciendo en este grupo.
La huella del pasado, es la exposición fotográfica que se presenta con motivo de la campaña y que muestra hábitos y costumbres de la población europea frente al sol a lo largo de un siglo. Las imágenes hacen un repaso de cómo las modas, el boom turístico o la mejora económica influye en el ocio y salud ciudadano. El paisaje ha cambiado en los últimos 30-40 años. De playas llenas de turistas con pieles pálidas o rojas, niños sin protección o ausencia total de sombras; ahora se usa sombrillas, gorros o cremas protectoras, pero aun vemos espaldas rojas, o cuerpos al sol del mediodía o cabezas achicharradas, aún hay oportunidad de mejorar.
Recomendaciones: protegerse del sol, usar ropa protectora, aplicarse alto protector solar y renovar la aplicación cada 2 o 4 horas en función del sudor y situaciones ambientales, y sobre todo, mucho cuidado con los niños, no deben exponerse al sol.
Los factores de riesgo para padecer cáncer de piel son tener la piel clara o propensa a quemadura solar, haberlas sufrido en la infancia, haber pasado mucho tiempo al sol o exponerse periódicamente, acudir a cabinas de bronceado, tener más de 50 lunares o historial familiar, tener más de 50 años o haberse sometido a trasplante de órgano. Estas personas tienen que interiorizar, según los dermatólogos, hay que buscar la sombra y que hay que mirarse porque “algo” que puede tener el tamaño de la punta de un lápiz, porque es capaz de matar.