Todo indica que Andrés Manuel López Obrador tiene, como todo buen jugador, un Plan “B”.

Ayer, en su gira por Tabasco, el dueño de MORENA se abrió de capa en lo que sería su estrategia poselectoral si como pudiera ser, no fuera él el ganador del boleto a Los Pinos. Y no es para dormir tranquilo.

¿Cuál sería su reacción?

En la opinión de su servidor, queda claro: sería la descalificación.

Este miércoles, arrinconando al amor y a la serenidad que tanto pregona, se lanzó a la yugular de las autoridades electorales y llamó “alcahuete” al Instituto Nacional del ramo y “cínicos” a los consejeros que integran al organismo, por decisiones que según él sólo buscan acosar a su membrete.

El “Peje” se ha vuelto mucho más previsible de lo que él quisiera transparentar, pero como es costumbre terminan por dominarlo las vísceras. Si por alguna razón, oscura o clara, la Presidencia de la República le sonríe a otro de los aspirantes, la bandera será –otra vez– deslegitimar ese resultado.

Pero ahora sí me quita el sueño. Realmente me preocupa ese panorama. Le diré por qué si me permite.

No habría cuarta vuelta de Andrés Manuel si cae derrotado en 2018. A menos que hiciera su campaña en estado cercano al coma, en silla de ruedas y canalizado medicamente en ambos brazos, no lo resistiría físicamente. El lo sabe.

Por eso es inquietante que hable de esa manera. Porque si el voto no lo favorece convertiría a sus huestes en ejército. No hay vuelta de hoja, se jugará el todo por el todo a sabiendas de que no hay más cartas que lanzar a la mesa.

Y lo anterior me hace, en un desvarío propio de mi calenturienta mente, que prefiero verlo ganar que perder.

¿Por qué?

Si como Presidente sus detractores aseguran que López Obrador sería un peligro para México, como candidato perdedor no hay manera de brindarle el beneficio de la duda:

Sería, no hay la menor duda, una amenaza para todos. Hasta para quienes lo aman…

OJALÁ QUE SEA

Una figura local “coquetea” con la posibilidad de ser el candidato de la alianza del Movimiento de Regeneración Nacional y de Encuentro Social, a la alcaldía de Victoria. Por lo menos él dice que analiza la invitación.

Es un regidor del actual cabildo capitalino, que en el papel es independiente pero que para muchos –no sé si es verdad– camina bajo la sombra de Gustavo Cárdenas Gutiérrez: Su nombre, Marte Alejandro Ruiz Nava.

¿Sus méritos para aspirar a esa designación?

Si resulta cierto que se incluye en los discípulos del ex presidente municipal, ex diputado y múltiple “ex” funcionario, queda más que claro el saldo: salió bueno el muchacho para armar escándalos. Le aprendió al maestro.

Ojalá que ponerle un “pero” a todo para llamar la atención, fuera un valor para hacer un buen papel en el manejo de una administración municipal. Si así fuera, sería este prospecto un excelente jefe de comuna.

Y ojalá que fuera candidato de esa mezcla política el regidor. No es la habilidad que le caracteriza una cualidad, pero por lo menos haría más divertida la contienda electoral…

NINGÚN CUIDADO SOBRA

¿Va a viajar?… por favor extreme las precauciones. Ni una sola de ellas sobra para llegar felizmente a su destino y retornar en las mismas condiciones.

Dios seguramente intenta cuidar a todos. No le complique la tarea…

Twitter: @LABERINTOS HOY