Hace un par de días nos vimos mi pequeño nieto José Manuel y yo, y aunque no tuvimos contacto físico, él se subió en una patineta para seguirme el paso, mientras yo caminaba con la intensión de hacer ejercicio, desde luego respetamos la sana distancia y yo llevando mi tapabocas reglamentario, pero eso no le impidió a José Manuel que platicáramos unos minutos, lo primero que me dijo fue que cuando lo llevaría a comprar conchas a la panificadora de una reconocida tienda de autoservicio, le contesté que muy pronto, pero él, insistiendo, preguntó nuevamente ¿cuándo?, cuando el semáforo este en amarillo, le contesté, no necesité explicarle mi alusión al semáforo, porque está bien enterado de que en la actualidad estamos viviendo un contingencia sanitaria debido al Coronavirus; seguimos caminando y me hizo otra pregunta: ¿qué te parece si te invito a mi casa? Me parece muy buena idea, lo haremos cuando el semáforo se ponga en verde.

El niño dudando respondió: ¿De verdad? Claro, pero te pongo como condición que le digas a tu papá que haga una carne asada y me invite una cerveza. El niño sonrió, imagino que de gusto y siguió dándole a la patineta. Pasado un par de minutos surge una nueva pregunta: Abuelo ¿cuánto pesan los años? Sorprendido le pregunté que de dónde sacaba esa idea de que los años pesan, y mi nieto respondió: Es que desde que empezó la cuarentena no hemos podido jugar como antes, no podemos estar contigo, sólo nos vemos de lejos, y cuando les pregunto a mi papá y a mi mamá dicen que porque a ti te pesan los años.

Bueno, José Manuel yo creo que se refieren a que por ser un poco mayor de edad que tus padres, me tengo que cuidar más para no enfermar de Coronavirus, pero te voy a contar un secreto, los años no pesan, lo que realmente pesa es el tener que aguantarse las ganas de jugar con todos mis nietos, pesa también el hecho de no poder abrazarlos y tomarlos de las manos, subirlos al auto para ir a comprar las conchas, a todo eso se le conoce como pesar; los años no pesan, son tan livianos que se van sin sentirlo.

Ya lo sabía abuelo, yo sé que cuando esté más grande y tenga más fuerza, podré cargarte porque los años se habrán ido como si nada. José Manuel salió volando en su patineta, es tan liviano como su pensamiento y tan positivo como su abuelo.

Correo electrónico:
enfoque_sbc@hotmail.com