Las cifras alegres respecto al sentido de bonanza en la población mexicana luego de la tragedia de salud durante el año que concluye contrastan con los informes de los organismos mejor calificado para presentar escenarios sobre el comportamiento de las empresas, el desempeño de estas, así como el sostenimiento de las mismas en la actividad económica.
Pues ciertamente no hay las mismas empresas que habían antes de la llegada de la enfermedad y así como han fallecido más de 100 mil mexicanos sin contar los no registrados porque murieron en el anonimato de sus domicilios particulares, más de un millón de industrias bajaron la cortina de sus establecimientos.
Según estudios del Inegi durante los meses más severos de la pandemia más de 1 millón se extinguieron, hecho que se traduce en que 2.8 millones de trabajadores y obreros perdieron sus puestos laborales, aunque el instituto no precisa el periodo de las pérdidas de empleos si indica que el 2020 ha sido un año atípico en cuestiones económicas.
Se estima también que de acuerdo a los indicadores anteriores la caída del empleo es del orden del 19.68 por ciento por ello el organismo apunta que 2.8 millones de trabajadores perdieron sus empleos.
Los meses transcurridos en los que el empleo tuvo una severa caída pareciera ser lo de menor importancia, pero en su momento el organismo indicó que el 15.8 de los establecimientos no aguantarían 3 meses más del 46 por ciento podría sostenerse 12 meses más. Casualmente en ese mismo periodo.
Es decir, la población mexicana no necesita que subsidien el funeral, sino que los gobiernos construyan acuerdos para que en las familias estén presentes los básicos, pero sobre todo que haya un empleo, una ocupación, un oficio y un espacio donde desempeñarse. Pues al paso que van las administraciones acabaran por tronar la capacidad económica y las habilidades laborales de los habitantes.
Resulta contradictorio que en las propuestas de los gobernantes de los últimos años se han comprometido a generar empleos, pero lejos de cumplir con sus propuestas, sus acciones están enfiladas a destruir las plantas productivas, lo mismo han desintegrado figuras jurídicas de contratación laboral y no se ve el rumbo a donde dirigen a la población.
Y si han sido puntales en cumplir algunas de sus máximas, como aquella de que primero los pobres y, ciertamente son los primeros que han fallecido en sus domicilios ya que ni siquiera han llegado a los hospitales, porque los sistemas de salud están tronados.
En asuntos más alentadores, una nueva generación de profesionistas egreso de la Facultad de Derechos y Ciencias Sociales del Campus Victoria, en su modalidad virtual el Rector de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, José Andrés Suárez Fernández presidió la ceremonia. Subrayó el desempeño de los profesionistas quienes iniciaron de manera presencial y concluyeron de forma virtual su carrera. Asimismo hizo un reconocimiento al desempeño de los docentes que aplicaron sus capacidades en plataformas digitales.