Algunos estimados lectores que gustan de los temas políticos, me comentaron que recordaban cuando yo escribía sobre ese importante reglón de la vida, y que incluso, me permitía hacer algunos análisis de los mismos, atreviéndome a evidenciar algunas proyecciones a corto y mediano plazo en dicho reglón; y de manera muy sutil, me recriminaban el hecho de haberme alejado de esa práctica; sin eludir mi responsabilidad como forjador de opinión pública, y precisamente, basándome en ese aspecto de tan alta responsabilidad para un comunicador, fundamentaba mi disculpa, señalando que en ocasiones resulta extremadamente difícil ser imparcial; de hecho, aunque mi opinión no llevara la intensión de beneficiarme o beneficiar a alguien en lo particular por ser familiar, amigo o pertenecer a alguno de los grupos sociales y políticos a los cuales pertenecí en un momento, siempre procuré hablar con la verdad y tener evidencias palpables que apoyaran determinado pronunciamiento; jamás intenté perjudicar a nadie con mis comentarios, los cuales, generalmente llevaban la intensión de hacer consciencia cívica para fortalecer los valores positivos del ser, para mejorar la convivencia política, económica y social de nuestra comunidad. Tibios o no, los argumentos que expresaba para defender una causa o simplemente para hacer uso de mi libertad de expresión, generaban opiniones que me calificaban como débil, cobarde, blandón, entreguista; pero, me animaba el hecho de que por otra parte, motivaba entre la comunidad lectora, expresiones empáticas y solidarias, que fortalecían mi ánimo para seguir adelante con mis colaboraciones.
De un buen tiempo a la fecha, me he dedicado a abordar temas de la familia como pilar fundamental de la sociedad, y de todo lo que de ella emane, como son la educación, la cultura, la política, la ciencia, el arte y la religión; así es que, de política no he dejado de hablar en ningún momento, todo está en razón del ENFOQUE con que se lea, se sienta y se practique, lo que comparto con mis amables lectores; y si, Dios nos bendice y bendice a nuestra amada patria, para que en el ya muy próximo día de las votaciones, la sabiduría que él nos obsequia, nos lleve a la certidumbre de haber tomado la mejor decisión, para tener el gobernante que necesitamos en estos difíciles tiempos, no solamente de nuestro país, sino del planeta entero.

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