Para encontrarnos nuevamente, tenemos primero que gustarnos, conocernos y hablar de nuestros anhelos, mirarnos a los ojos apasionadamente, esto lo sabré, porque tú te tocarás el cabello con una gracia inusitada y delicada; yo, por mi parte, fingiré no verte, pero sabrás que no me he perdido detalle, porque mis ojos, movidos por una indescriptible fuerza de atracción, quedarán prendados de tus sensuales labios rojos, que con un movimiento casi imperceptible, delatarán el mensaje callado de tu hermoso corazón, cuando invite al mío, a seguir su ritmo acompasado, anunciando con ello que los dos estamos muy enamorados; entonces, sin medir más las consecuencia, una parte distante de mi cuerpo, rozará su semejante en el tuyo, son nuestros dedos nerviosos, que siendo los más pequeños de la mano, serán los más grandes entre todos, porque a través de ellos, pasará el calor y la energía necesarios, para encender el fervor de estar, de manera inesperada, fundidos en un cálido y deseado abrazo, haciéndonos invisibles al entorno y a su gente.

Para encontrarnos nuevamente, debemos iniciar ésta maravillosa aventura permanente, sabiendo que ahora somos más conscientes y maduros, que no habrá palabra hiriente, porque tú serás mía, y yo seré tuyo como siempre; no habrá más orgullo, que vivir en esta eterna poesía, que trasciende a cualquier mal entendido, que se haya disparado por un arranque indeseado, al sentir que algo se ha perdido, porque el mundo que concibo, no es otro, que el mismo que juntos creamos al habernos encontrado y conocido.

Para encontrarnos nuevamente, debemos caminar desnudos por la vida, para que no se agreguen a nuestros pensamientos puros, las malicias de las intrigas que emanan de la envidia y la mentira.

Para encontrarnos nuevamente, recordar debemos, que aun siendo el ser humano la obra más perfecta de Dios, en algo nos hizo diferentes; reconozcamos pues nuestros defectos y virtudes, porque para hacerlo, él nos dio dos maravillosos regalos: el amor, que es un poder que va más allá de amar un cuerpo animado, y el perdón, tan necesario para restablecer el orden en todo corazón enamorado y continuar por el camino hacia la eternidad.

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