En una relación de pareja, el decir te amo, te quiero, te necesito, no garantiza la aceptación, la entrega total y la permanencia, es de entender, que cada miembro de la pareja es diferente en muchos aspectos, y que estos serán determinantes para darles solidez a la relación.
Sabemos de la importancia que tiene la formación de cada individuo en sus primeros años y la relación con sus padres, también de la injerencia que pueden tener otros factores como la cultura, la religión, el estatus económico y el entorno social, de ahí que, tener una relación permanentemente estable resulta un tanto complicado, si no se llega a consolidar, si se busca egoístamente sólo saciar las necesidades mutuas, esperando siempre del otro una entrega incondicional, y la total renuncia a dejar de ser el mismo, para darnos gusto y tener siempre la exclusividad de su atención.
Siempre he tenido en mente, que el hombre nunca deja de ser un extraño en la vida de la persona con la que decide compartir tu vida, porque por más cercano que estés de ella afectivamente, siempre saldarán a flote las diferencias, incluso, no se llega a tener compatibilidad en lo referente a la definición de los conceptos que pudieran considerarse como fundamentales para construir una relación fuerte y a prueba de los quebrantos emocionales diversos y frecuentes; un ejemplo de esto lo sitúo en el contexto de la evidente diferencia que existe entre el amor que una madre siente por su descendencia y otros consanguíneos, y el que siente una mujer por el hombre al que suele estimar como el amor de su vida. Una madre todo le perdona a sus hijos, su amor es por ende incondicional, en cambio, una mujer no pierde de vista que el hombre, con el cual formó un hogar, está lleno de imperfecciones y de evidentes debilidades.
Tal vez esté equivocado en mi apreciación, tal vez, lo que ocurra en una relación entre un hombre y una mujer, debe de tener por naturaleza estos altibajos, para poder mantener siempre presente en la mente, cuál es la verdadera misión y la indiscutible importancia de la mujer: Ser la piedra angular sobre la que se construye la vida en la tierra.
Bendita sean por siempre las mujeres y que el hombre no olvide que procede del vientre de una amorosa madre, de quien heredará los verdaderos valores para amar a su prójimo, sin distingos de sexo, edad, clase social.
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