“Nada nos hace envejecer con más rapidez que el pensar incesantemente en que nos hacemos viejos”…

Georg Christoph Lichtenberg

 

De todo hay en la viña del Señor, suele asentar la voz popular cuando aparecen personas o hechos inauditos. Este es uno de esos casos.

Ha sido un tema extraoficial en medios de comunicación, que en los entretelones legislativos se arma un proyecto para imponer la edad de 70 años como límite para manejar una Notaría Pública.

Argumentan los ociosos que viven de ocurrencias desenfrenadas, que a esas alturas de la vida en el caso que nos ocupa ya no existe pleno discernimiento para analizar y actuar dentro de la ley, por lo que sería prudente fijar ese freno cronológico en esos menesteres.

Vaya dislate. Se ve que no tienen qué hacer.

Tal vez quienes impulsan semejante mamotreto no se han percatado de que ese odenamiento podría hacer pedazos a gran parte de la estructura gubernamental si se generalizara a todas las actividades públicas. Los primeros despedidos serían los secretarios de SCT, Jorge Arganis, de 79 años; el director de la CFE, Manuel Bartlett, de 87 años: el de Salud, Jorge Alcocer Varela, de 77 años y si me apuran, en este mismo año tendría que renunciar el propio presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien en noviembre próximo cumplirá precisamente 70 años.

Como decía mi querido padre: De que los hay, los hay…

DON JUAN TENORIO Y EL PRI

Pido se me conceda una licencia para parodiar una frase de José Zorrilla en su inmortal obra Don Juan Tenorio: “Los muertos que vos matáis podrían gozar de cabal salud…”

Sí, a diferencia del texto original donde se expresa una certeza de que los difuntos considerados en ultratumba aún viven y respiran a plenitud, aquí me atrevo a manejar un posible escenario: Podrían gozar de cabal salud.

¿A qué viene esta cita?

Tiene un origen: El Partido Revolucionario Institucional. Sí, el mismo al que después de haberse servido generosamente de sus banquetes, tantos ahora satanizan, estigmatizan, denuncian, es blanco de burlas, modelo de vicios,  corruptelas y un sinfín más de lindezas por el estilo. Casi todos a quienes he escuchado o leido opinar sobre ese instituto, lo consideran un cadaver, un cuerpo en estado de putefracción y cuyo destino cercano es una lápida mortuoria.

¿Qué tan cierta es esa percepción?

Como se dice a sí mismo Catón: Columnista mentecato, ¿No ves el desastre que es hoy ese grupo político?…¿Cómo es posible que dudes de su tétrico panorama?

Bueno, pues no estoy totalmente de acuerdo.

En mi percepción personal, ese PRI al que ya le tienen listo un ataúd, podría no morir en el corto plazo que le pronostican. Más aún, podría recuperar fuerzas y regresar al entarimado electoral –ni por asomo con el fulgor de antaño– pero sí con el brío suficiente para hacer sonar sus tambores de guerra.

Le doy un ejemplo de eso con un nombre: Coahuila.

Los comicios en ese Estado validaron las posibilidades de un priísmo que ¡por fin! se ajustó a la fórmula de lanzar un aspirante realmente con “clic” popular, sin pasado tormentoso y sobre todo, respetado. Hasta por sus adversarios.

Eche un vistazo a las alianzas donde Acción Nacional ha encabezado las fórmulas de candidatos. En todas ha sido claro su declive en una muestra de que el color azul se ha desteñido en la mayoría de las administraciones estatales que ha ocupado en los últimos diez años y ya no es una opción. Del PRD ni hablar, es un fantasma que sólo vive de sus recuerdos.

Traguen saliva sus detractores, pero el PRI es el partido ahora en desgracia que conserva una estructura aún funcional; no en lo físico, sino en la organización, vinculación social, esquemas de proselitismo y manejo territorial.

Sí, tienen razón quienes digan que Coahuila no es México, pero la receta que aplicó el Revolucionario en esa Entidad parece tener los ingredientes y condimentos que se requieren para contender –vencer es otra cosa– con la maquinaria más poderosa de la actual política nacional: La de MORENA, ni quien lo dude.

Por su propio bien, vale la pena para el PRI intentarlo, pero con una condición que me parece insalvable. Le urge un nuevo dirigente nacional. Al que hoy funge como tal, Alejandro Moreno,  le sucede lo que a la muchacha no agraciada en una fiesta:

Nadie quiere bailar con ella…

Twitter: @LABERINTOS_HOY