Contemplaba un tanto nostálgico cómo llovía, y acompañando a la lluvia, se apreciaba el viento que sacudía fuertemente la copa de los árboles más altos de la calle; eran las seis de la tarde, y el fuerte golpeteo del agua que caía sobre el pavimento, me hacía pensar en una vieja canción de cuna que escuché hace ya muchos años, en mi niñez, cuando al anunciarse una tormenta con truenos y relámpagos, corría a abrazarme de las delgadas piernas de mi abuela Isabel, quien al evidenciar mi miedo, se sentaba en su mecedora de madera y me sentaba a mí en sus piernas, me abrazaba, y mientras el vaivén de la mecida, empezaba a surtir en mí un efecto calmante, y me llegaba el sueño, le pregunté: Abuela ¿por qué a los niños nos asusta la lluvia?

Y la amorosa mujer contestó: La lluvia no asusta a los niños, los niños se asustan con los truenos, la lluvia es tan necesaria para limpiar el aire que respiramos, para asentar el fino polvo que se desprende de la tierra después de que nosotros caminamos sobre ella; la lluvia nos regresa la salud perdida a todos los que habitamos el planeta. Cuando los árboles padecen de sed, sus hojas empiezan a marchitarse, y cuando consumen el jugo de sus frutos, se deshidratan tanto, que pueden morir; lo mismo les pasa a los animales y a nosotros, a pesar de nuestra inteligencia, porque por más agua que almacenemos, si la sequía es mucha, pronto tenemos que buscar el agua en otros sitios para no morir de sed; la lluvia es vida y no deberías de tener miedo cuando llueve, por el contrario, agradece a Dios que llueva, porque él nos regala el agua.

El rechinido de la mecedora, se unía al sonido del agua y al zumbido del viento rozando las ramas de los árboles, haciendo que mi imaginación de niño de pronto se activara y pensara que aquellos truenos no eran otra cosa que Dios jugando a los bolos en el cielo y que la lluvia caía en cada chuza que lograba.

Antes de que me quedara dormido, mi abuela me hizo una pregunta: ¿Hay algo más que te cause miedo? Yo contesté: Si abuela, el que no estés tú a mi lado cuando se presenten las tormentas en mi vida.

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