¿Qué sucede en el “affaire” Egidio Torre Cantú?
En las placenteras circunstancias que vive Acción Nacional en Tamaulipas, donde ese partido domina al Poder Ejecutivo y al Legislativo -el Judicial se da por descontado- resulta atípico el aparente enfrentamiento que por causa del ex gobernador priista protagonizan el Contralor Gubernamental Mario Soria y el líder del Congreso Local, Carlos Alberto García.
Deberían, dicta la lógica, trabajar en ese tema tomados de la mano ambos personajes y sus respectivas parcelas, tanto si existe la voluntad política de sancionar al anterior mandatario o si sólo se sigue un procedimiento protocolario para otorgarle un perdón maquillado.
Ciertamente es inusual atestiguar circunstancias de esa naturaleza. Ambos responden a una línea común, por lo cual adoptar posturas antagónicas en un caso de extrema relevancia para la vida pública del Estado podría hacer suponer en la superficie, en la opinión de su servidor, dos posibilidades.
La primera es que uno de los dos camina en la cuerda floja. En la liturgia gubernamental a la mexicana, sea cual sea el rango de una administración, contradecir una instrucción cupular significa no sólo una probable amonestación o un “jalón de orejas”, sino un cese fulminante, aún cuando se trate de un Poder “autónomo”.
¿Quién de las dos figuras podría ser el que debe poner sus barbas a remojar en este “tete a tete”?
Tal vez ninguno de ellos, si se observa el caso a la luz de historias previas semejantes, en donde en otras áreas se han cometido deslices que no han sido enmendados y se dejaron correr prácticamente sin consecuencias, como es el caso del ex Subsecretario de Educación Básica estatal, Herminio Pimienta Prieto, quien le dijo -como se dice en lenguaje coloquial- “hasta la despedida” a su jefe inmediato el Secretario Héctor Escobar Salazar, a quien lo menos que le endosó fue el calificativo de negligente y después de un estira y afloja interno no fue despedido como todos creían que sucedería, sino sólo reubicado en una “Asesoría Especial”, en la cual conserva su rango salarial y prebendas, además de que su voz sigue siendo escuchada en la toma de decisiones.
Con ese antecedente, parece que queda claro el porqué tanto el Contralor como el Presidente de la Junta Política del Congreso se enfrascan tranquilamente en un zipizape verbal, en donde quien menos se preocupa es el presunto indiciado, Egidio Torre.
A final de cuentas, como asienta una frase histórica de la política mexicana, después de que pasa todo, no pasa nada…
LA DECISIÓN
Son muchas las historias que se tejen alrededor del futuro inmediato del alcalde de Victoria, Óscar Almaraz Smer.
Quienes dicen conocer las entrañas del actual sistema político estatal, se contradicen un día y otro también. Por un lado aseguran que el jefe de la comuna buscará su reelección y por otro afirman que su objetivo cercano es una diputación federal.
¿Podría ser motivo de preocupación esa decisión?
Aventuraré una opinión: Lo importante en este escenario es la actitud del Presidente Municipal, quien al margen de esa indefinición política no ha permitido que la misma afecte su trabajo como responsable de esta localidad.
Me consta y no descubro el hilo negro, que prácticamente desde el inicio del actual Cabildo Óscar ha sido un tema permanente de especulación sobre el siguiente paso que dará en su vida pública. Y ésto es lo importante: Nunca ha influido eso en uno de los mejores trabajos que me ha tocado presenciar en este municipio en materia de obra y servicios públicos.
Por eso, si elige uno u otro camino, será lo que él decida o lo dejen decidir, pero me queda claro que cualquiera que sea el rumbo, seguirá Victoria con el plus de una labor que fuera de colores o siglas, ha recuperado para este municipio mucha de la dignidad perdida como capital de Tamaulipas.
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