“Por lo tanto, no queráis sentenciar antes del tiempo, suspended vuestro juicio hasta tanto que venga el Señor, el cuál sacará a plena luz lo que está en los escondrijos de las tinieblas, y descubrirá en aquel día las intenciones de los corazones; y entonces cada cual será de Dios alabado según merezca” (Corintios 4:5).

No todo es como lo vemos, sobre todo, si guardamos en el corazón resentimientos propios o ajenos, si bien, pudiste tener experiencias amargas y eso te hace estar alerta, cuando en las intenciones de otros asoma una palabra, un gesto, una insinuación que te recuerda el mal tiempo y te ocasionó amargura; atiende, sí, a la posibilidad de ser sorprendido, más analiza bien y con tiempo las circunstancias que privan en el momento, mas no juzgues a la ligera porque podrías equivocarte y lamentarte más tarde.

Vivos y felices nos quiere Dios, veamos lo claro y lo oscuro de las situaciones que enfrentamos, tomemos en cuenta valores defectos, debilidades y fortalezas; veamos también nuestro interior, porque puede suceder que tengamos un mal ánimo en responder a las necesidades de otros, que vivamos la amargura de experiencias pasadas y apliquemos el mismo correctivo para justos y culpables.

Aboguemos por recibir el auxilio del Espíritu Santo, para obrar con justicia y certidumbre, más ante la duda permanente, obremos con cautela, demos la vuelta y sigamos nuestro camino.

Hay hermanos que buscan el conflicto donde no lo hay, hay quien actúa por instinto y aplica la justicia a ciegas, hay quienes amargan la existencia a otros sólo por estar resentidos del maltrato que sufrieron en el pasado.

Busquemos primero a Dios y acojamos con agrado su consejo, su palabra viva es válida en todo tiempo, vivamos en armonía y privilegiemos la paz.

Dios bendiga a nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.

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