“En la misma hora curó Jesús a muchos de sus enfermedades y llagas, y de espíritus malignos, y dio vista a muchos ciegos 2 (Lc 7:21).

Y ahora que el miedo empieza a desvanecerse, nuestra gratitud al Señor que a su paso te ha sanado, y si aún dudas de su poder, mira a tu alrededor y ve cómo se marchita la vida cuando se vive lejos del amor de Cristo. Si bien es cierto que el mal que muchos padecen no está en la agenda de Jesús, yo te digo, que al escuchar las voces que alaban su nombre, ve pronto a su encuentro y pídele que te sane, y el roce del viento que precede a su divinidad, habrá de llevarte la salud. Jesús ve y escucha los corazones que tienen fe y los mismos que escuchan su palabra, no importa qué tan lejos te encuentres y no puedan tus ojos ver lo que desean, el amor que por él sientas llegará tan lejos o estará tan cerca, que notarás la diferencia de sentirte amado por él. Deja ya de dudar, porque la duda sólo te aleja del amor de Cristo, deja ya de negar su existencia para que la fe obre sobre tus debilidades y miedos que tanto te enferman. Deja ya de sentirte indigno e in merecedor de recibir el amor de Jesús, no importa lo que hayas hecho, en él siempre encontrarás misericordia y perdón. “Así os digo yo, añadió Jesús: Pedid, y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Que si entre vosotros un hijo pide pan a su padre, ¿Acaso le dará una piedra? O si pide un pez, ¿le dará en lugar del pez una sierpe? (Lc 11:9-11).

Deja ya de buscar en donde no debes, y pídele al Señor cure tu ceguera, alivie tu sordera y le devuelva a tus piernas la fuerza para levantarte y caminar junto a él, porque en verdad te digo, que el amor que de él proviene, todo lo sana.

Dios bendiga a nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.

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