“Ya el sol no será para ti luz de día, ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que tendrás al Señor por luz eterna, y a tu Dios por tu gloria. Nunca más se pondrá tu sol, ni menguará tu luna, porque tendrás al Señor por luz eterna y se habrán acabado los días de luto. Entonces todos los de tu pueblo serán justos, para siempre poseerán la tierra, vástago de mi plantío, obra de mis manos, para que yo me glorifique.” (Isaías 60:19-21).

Ilumíname Señor con tu luz, para brillar en la oscuridad del necio, para conducirle por buen camino, ilumíname Señor, cuando el necio sea yo, y sea presa de mis debilidades ¿porque cómo podría el ciego conducir a otro igual, sin que ambos caigan en el abismo? Ilumíname Padre, cuando me sienta desvalido y la incertidumbre quiera robarme la esperanza; Padre, infunde en mí la fuerza y la confianza para caminar en la rectitud de tu Palabra.

Señor, tuyo es el poder y la gloria, para ti no hay imposibles, renueva nuestra vida una y otra vez, llena nuestro corazón de amor con tu misericordia, mantén unidas a las familias, envía a tu Espíritu Santo, para que sea nuestro guía, y una las partes que se encuentran perdidas por adorar a otros dioses, como el falso orgullo y la egolatría.

Abre los ojos al ciego, que tu espíritu despierte a los que duermen, pensando que son muy poderosos, que su fuerza es mayor a la tuya, que pueden quebrantar tus alianzas, y tuvieron el valor de cometer la osadía de soltarse de tu mano un mal día.

Dios nos dé suficiente sabiduría para reconocer con humildad que hemos pecado, y arrepentidos de corazón enderezar nuestras vidas.

Dios bendiga a nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.
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