“Díjole Jesús: Tú has creído, ¡oh! Tomás, porque me has visto: Bienaventurados aquellos que sin haberme visto han creído” (Jn 20:29).

Qué oscuro está aquí mi Señor, necesitamos de tu luz para aclarar nuestros días, para ver el camino, para no tropezar, es nuestra fe tan endeble, que al primer viento nos doblamos como espiga de trigo, más, considera por amor a tus hijos en la tierra, que así como la espiga de trigo aparenta ser vencida por la fuerza del viento, sólo se dobla, pero no se quiebra, porque nada podrá dañarla mientras tú no quieras; así el hombre, que al verse amenazado por una fuerza desconocida, temeroso, corre a ocultarse en la oscuridad de su miedo, olvidándose del hecho de que mientras tú estés con nosotros, nada podrá dañarnos, nuestra fe podrá doblarse ante el temor, pero regresará de nuevo su firmeza al sentir tu amada presencia.

Muchos somos los que creemos sin haberte visto, nos ha bastado escuchar tu Sagrada Palabra, porque en ella se siente la fuerza de tu amor y de consuelo; muchos hemos abierto el corazón para que habites en nosotros, nos has hecho sentir fuertes sin llegar a ser soberbios, nos pides que actuemos con humildad y nos dejemos guiar por la sabiduría del Espíritu Santo, quien nos pide ser prudentes ante el peligro y obedientes de los mandatos divinos para preservar la vida y la salud; perdona Señor nuestra imprudencia y sigue hablándonos al corazón, para valorar en todo el don más preciado que hemos recibido de tu infinito amor por nosotros; ayúdanos a preservar y acrecentar nuestra fe para caminar sobre las aguas agitadas de las tormentas, auxílianos a tener valor en los momentos de debilidad, para vencer nuestra ignorancia, ayúdanos a servir a todo aquél que nos necesita y que hoy has enviado a enfrentar el mal que nos afecta.

Señor mío y Dios mío, tuyo es el poder y la gloria por siempre, lleva nuestra barca a tierra firme, para que con un corazón renovado por la fe, cuidemos de nosotros mismos y cuidemos a nuestro prójimo.

Señor, tú que eres la luz del mundo y nos invitas a mantenernos siempre iluminados por tu amor, haz de nuestra fe la mejor medicina para sanar y vencer cualquier mal en nuestra vida.

Dios bendiga a nuestra familia y bendiga todos nuestros felices Domingos Familiares.

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