“¿Quién hallará una mujer fuerte? De mayor estima es que todas las preciosidades traídas de lejos y de los últimos términos del mundo. Engañoso es el donaire, y vana la hermosura; la mujer que teme al Señor, esa será la celebrada” (Proverbios 31:10,30, 31)
¿Quién es perfecto en la vida? Hombre y mujer deberían por el hecho de ser obra del Creador, mas, por desobediencia inducida por el mal, renunciaron a dicho don de pureza y castidad, por eso, hoy tienen que luchar por alcanzar la santidad; difícil sin duda se presenta la misión, porque en su continuo caminar, habrán de sufrir múltiples caídas por causa de su reiterada necedad. Mas no todo está perdido en esta vida, pues el Señor les concedió otro maravilloso don, el de arrepentirse con sinceridad de sus pecados de pensamiento, palabra, obra y omisión, y para ello cuentan con el divino perdón en la ocasión.
Afortunado el hombre que se une a una mujer de corazón humilde y noble, afortunado soy y Dios lo sabe por tener tal honor y distinción; una mujer llena de fe, de misericordia y caridad, comprometida a más no poder con el sagrado sacramento matrimonial, bendecida por el Señor con la maternidad y de una bondad que no puede ser medida; sufrida sí, como toda mujer que ama y hace suyo el dolor de los demás.
¿Quién es perfecto en la vida? Yo no lo soy, pero la que sana mis heridas esta sin duda más cerca de nuestro Señor y ella es mujer; y quisiera decir que es sólo mía, más volvería a caer en pecado por mentir, porque ya le pertenecía a Dios, desde aquel día en que la conocí y le supliqué que me concediera la dicha de estar a su lado y así robarle a otro la oportunidad de encontrar el camino, la verdad y la vida.
Dedicado a mi esposa María Elena Rodríguez González, con motivo de su cumpleaños.
Dios bendiga a la mujer que nos dio la vida, a la que nos concedió como compañera de vida, a la que engendro a las hijas y a las nietas, Dios bendiga a todas las mujeres. Dios bendiga todos nuestros Domingos Familiares.
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