“Así, pues, ponme por sello sobre tu corazón, ponme por marca sobre tu brazo; porque el amor es fuerte como la muerte, implacables como el infierno los celos; sus brasas, brasas ardientes, y un volcán de llamas.

Las muchas aguas no han podido extinguir el amor, ni los ríos podrán sofocarlo. Aunque un hombre por recompensa de este amor o caridad dé todo el caudal de su casa, lo reputará por nada.” (Cantares 8:6-7)

Mírame y mírame bien, porque si tus ojos me ven cuando tu mente está ofuscada, del hombre amoroso que suelo ser, verás en mí a tu enemigo por vencer, y yo me pregunto, si siempre me has visto así, cuando no logramos coincidir en un tema que se antoja delicado y espinoso. Si quieres seguir viéndome con esa mirada tan desolada, te pido, me veas también con el corazón, cuando los enojos te nublen la razón y con palabras que no quisiste decir te ensañes con mis despojos, y una vez que vencida mi voluntad, se hinque mi humanidad de hinojos, ante el mirar desconfiado que imponen tan bellos ojos.

No hay hombre ni mujer perfectos, pero el amor, de cierto, que un buen día los unió en un sólo cuerpo, se va perfeccionando con el pasar del tiempo, tomando de las excelsas virtudes el mejor motivo de aquel maravilloso e inolvidable encuentro, para compensar lo que causan los sobrestimados defectos.

Si me ves con los ojos de amor, como me ve Cristo Redentor, seguramente me verás tal como soy, y no como el perenne pecador, que encuentras en cada ocasión, por el sólo hecho de no estar de acuerdo en alguna cuestión, que no acarrea para ti, ni tragedia, ni deshonor.

Cuánto tiempo se puede perder buscando en cada expresión lo que tu corazón no quiere ver, pero a tus oídos resulta un explosión que se opone a tu voluntad de vencer, cuando siempre has salido victoriosa sin la necesidad de ofender a quienes te prodigan amor.

Que nuestro Señor nos ilumine con la Sabiduría, que nos permita ver y escuchar con el corazón, que envíe al Espíritu Santo a reconciliar cada osadía que por intransigencia suele surgir entre dos almas tan queridas por Dios

Dios bendiga a nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.

Correo electrónico:
enfoque_sbc@hotmail.com