Si de algo estamos seguros los mexicanos es del mugrero que significa la política, y la podredumbre en que navegan los partidos políticos, sea cual sea el color, origen y sus integrantes. Para nadie es un secreto lo que sucede, aunque no haya denuncias adecuadas o procedimientos de castigo.
Ala población no se le engaña tan fácilmente. Una cosa es que la gran mayoría seamos pusilánimes y apáticos ante tanta cochinada, y otra que piensen que no pensamos, que crean que sabemos que tienen una ideología, una razón de existir o un compromiso con la sociedad.
Nada más equivocado: sabemos de sobra que los que conforman ese grupo y malamente se autonombran “clase política” no tienen clase, no son políticos si nos atenemos al sentido estricto de la política, y no tienen esa honorabilidad que hoy reclama la dirigente estatal del Partido Revolucionario Institucional, Yahleel Abdala, al consignar en información que se maneja en medios que no les volverán a robar la elección como sucedió, según detalla, el año pasado con la victoria contundente del señor López Obrador y la mayoría de sus simpatizantes en puestos diversos y que le dieron un repaso a los partidos políticos en el sentido de que han hecho notar que la inconformidad es mayúscula.
Seamos honestos: sucedió lo mismo: la gente no votó por quien ganó, sino por hartazgo, y eso lo tenemos muy bien aprendido aquí, donde conocemos a los que han vivido de la política y sabemos de sus trayectorias oscuras, poco honorables, nada decentes.
La dirigente tricolor reclama una “mano negra” en las elecciones donde los simpatizantes de López se llevaron prácticamente todo, y amenaza con vigilar una elección para que no les roben; será “como nunca”, es decir, como nunca lo hicieron cuando los presupuestos federales, estatales y municipales estaban al servicio de un PRI que nos gobernó por décadas y que hoy está en bancarrota por la voracidad con que fue manejado, y con lo que dejó a la sociedad: gentuza como la Gordillo o el Napito -hoy, “morenos”-, o como los que tradicionalmente manejan los enemigos de un sistema que nos ha permitido sobrevivir pese a la gran gama de corrupción que hemos vivido y que, desgraciadamente, seguimos padeciendo.
No dijo Abdala que combatirán la corrupción emanada de un tricolor que hizo ricos a unos cuantos, y que sigue insultantemente manejándose en menor escala, pero que nos da clara muestra de su forma de actuar y de proceder con los dineros que le son ajenos.
Nos quiere vender una actitud guerrera de un PRI que, dice, “nunca se raja”, aunque se haya echado para atrás cuando se le pidieron cuentas claras, democracia y equidad en sus elecciones de candidatos: sigue escogiendo gente de siempre por el detalle del compadrazgo y los amigos, o los compromisos políticos más que de lo que la sociedad demanda.
Seguramente porque es muy joven no vivió o no recuerda aquellos tiempos en que el presidente de la República elegía gobernadores, diputados y senadores, y el gobernador elegía alcaldes y nombraba y mandaba como si fuera un virrey.
La dirigente del PRI en la entidad no recordará, seguramente, aquellos nombres de los que se han encumbrado en la negra historia del partido y de Tamaulipas, aunque hay que reconocer que en los años de gobierno tuvimos muchos avances que una administración actual se aferra en no reconocer.
Tenemos bienestar social, servicio médico, vivienda y más cosas aunque se empeñen en considerar que nunca había habido nada en México: ni tanto que queme al Santo, ni tanto…. ,Dice el refrán.
Alguien de los que están en esas listas -que siempre son los mismos desde lustros- podría recordarle a la dirigente tricolor que la gente no olvida, y que si alguien tiene especialización en elecciones poco claras son precisamente sus partidarios. Debería ver la viga en su ojo, antes de vislumbrar la paja en el ojo ajeno.
Como que no hay congruencia en sus palabras, a fuerza de ser sinceros. Le faltó quizá ubicación, conocimiento, o de plano, una verdadera autocrítica, porque realmente nos dejó boquiabiertos su declaración, ajena a una realidad histórica que México entero conoce.

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