He tenido diferencias de opinión con algunos miembros de mi familia, y en ocasiones, se ha llegado a generar un entorno incómodo, pero, más que molestarme el hecho, me da gusto, porque me ha permitido tener una mejor comunicación con ellos, y me ha enseñado a respetarlos sin tener que juzgarlos por su forma de ser, aunque desearÃa que esto no influyera en la calidad de nuestra relación; por cierto, algunas veces, no resulta fácil manejar todos los temas que se exponen durante los encuentros, aunque se tenga suficiente conocimiento como para debatir, porque siempre te enfrentarás con la defensa de una razón, que más que sustentarse en evidencias firmes, se sustenta en apreciaciones personales, valores e intereses ideológicos poco afines.
En una ocasión, uno de mis parientes estaba vendiendo un auto, me interesé en comprarlo y pregunté el precio, pero, para mi sorpresa, no parecÃa interesado en la propuesta económica que le hice, de antemano sabÃa que el ofrecimiento era justo, porque habÃa consultado unos tabuladores del costo de ese modelo, no pretendà sorprender a nadie; definitivamente no me lo vendió, incluso, sabiendo que lo necesitaba en verdad; siempre me quedó la duda sobre el por qué no se interesó en mi oferta, pues tengo entendido que el auto lo regaló.
Recuerdo también que unos familiares me pidieron les ayudara a vender una propiedad, les comenté que no tenÃa experiencia en bienes raÃces y les recomendé a otra persona, pero insistieron en que yo fuera el intermediario; cuando salió un cliente, éste me preguntó sobre el precio de venta, le di exactamente el precio que pretendÃan los dueños, desechando la ida de que yo pudiera ganarme una comisión aumentando el monto de venta; el cliente me hizo una propuesta, que le consiguiera un mejor precio y él me darÃa la comisión, pero no acepté, pues se trataba de mi familia, pero el hecho me incentivó para buscar una mayor ganancia para los dueños y asà fue con mucho, lo que ellos me agradecieron; después fui criticado por otros allegados a la familia por no haber querido sacar provecho de la situación, disgustándose conmigo por un buen tiempo.
Hace tiempo, cuando estudiaba mi carrera, lo compañeros que ocupábamos una casa, decidimos buscar una nueva opción, investigamos en el periódico y nos agradó la idea de rentar un departamento seminuevo, nos fuimos a entrevistar con el dueño, nos presentamos con él y al percatase que éramos estudiantes, se negó de primera intensión a rentarlo, le insistimos tanto que decidió ponernos a prueba, nos hizo algunas preguntas y nos observaba con detenimiento cuando respondÃamos y al término de la entrevista dirigiéndose a mà me dijo: se los voy a rentar, solamente que tú te hagas responsable por la conducta de todos, porque no quiero que destruyan mi propiedad; de entrada le dije que no aceptaba, pues como estudiantes que éramos nos distinguÃamos por ser demasiado inquietos, por cierto unos más que otros; los compañeros me pidieron que aceptara, bajo la promesa de observar todas las reglas que nuestro futuro rentero nos puso y asà fue; pero con el tiempo, las reglas se fueron flexibilizando y me era cada vez más difÃcil ejercer mi tarea de responsable; uno de nuestros compañeros, familiarizado conmigo se inconformó, alegando que todos deberÃamos tener los mismos derechos por compartir en partes iguales la renta, pues deseaba hacer fiestas en el lugar y el edifico era familiar, y alegaba que yo era muy estricto con las reglas, las diferencias terminaron por separarnos por un tiempo.
Todos podemos, en un momento dado de nuestras vidas, tomar malas decisiones, pero el tiempo nos irá ubicando a cada quien en el sitio que nos corresponde, más esto no deberÃa influir para dejar de ser parte de la familia, porque asà como los dedos de la mano son diferentes, los miembros de una familia suelen serlo.
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