Es importante recordar que en el ritmo de la liturgia de la Iglesia Católica se sigue viviendo el tiempo de Navidad, es decir, se sigue celebrando el misterio de la Encarnación,

Hoy se celebra la fiesta de la Epifanía del Señor, conocida como la fiesta de los Reyes magos.

Una de las fiestas más populares dentro del contexto de la Navidad es precisamente la Epifanía o manifestación del Señor que para muchos es conocida como “día de reyes”, haciendo alusión a los magos de Oriente de quienes habla el evangelista san Mateo. La liturgia de la Palabra de este domingo con el texto del profeta Isaías y de la carta de san Pablo a los Efesios; entre ellos se mantendrá el tema de la manifestación como el sustento que da sentido a esta a esta celebración.

Se recuerda cómo Dios se manifestó a la humanidad a través de su Hijo hecho hombre en el vientre de María. Dicha manifestación, retoma a través de la experiencia vivida por los magos, no es un hecho aislado, ni un acontecimiento que se verifica en un día distinto: es parte de un todo, de una gran manifestación que comienza con lo revelado a María y a los magos que vieron con sus propios ojos al encontrar el lugar donde se encontraba el niño recostado en el pesebre y envuelto en pañales, junto a su madre.

Es probable que en la vida de cada persona haya habido, de algún modo, alguna “manifestación” que le permitiera conocer las realidades desconocidas hasta ese momento; y no necesariamente un hecho sobrenatural, sino un suceso cotidiano que provocaría un cambio en los rumbos de la vida y la ampliación de los horizontes respecto de sí mismos, de los otros y de la realidad.

La enseñanza: Sólo cuando seamos capaces de seguir una estrella, de buscar en lugares inusuales se podrá encontrar “al niño en brazos de su madre”.

Se puede orar con oraciones de la misa de este día: “Señor Dios, que este día manifestaste a tu Unigénito a las naciones, guiándolas por la estrella, concede a los que ya te conocemos por la fe, que lleguemos a contemplar ls hermosura de tu excela gloria.

Que el buen Padre Dios por medio de su Hijo hecho hombre les conceda su paz y su alegría.