En la jerga popular, una frase suele lanzarse cuando alguien busca apoyo o protección en un lugar inadecuado o con la persona inapropiada.
“A buen árbol se arrima”, es la sentencia endosada a quien se equivoca en su intento de recibir ayuda.
Hoy, esas palabras resuenan en el ámbito del Partido Revolucionario Institucional, con la visita a Victoria de su candidato a la Presidencia de la República, José Antonio Meade Kuribreña.
¿Qué puede recibir ahora en Tamaulipas el aspirante tricolor a ocupar Los Pinos?
En mi opinión, varias cosas, pero no el impulso que necesita para cumplir su objetivo. Por lo menos es lo que se percibe en las maltrechas condiciones en que se encuentra en estos momentos el PRI en esta geografía.
Meade se encontrará con un partido desencuadernado, dividido, sin timón real y lo que es peor para él, con un partido sometido.
Su Presidente estatal, Ernesto Guajardo Maldonado, ocupa una dirigencia cuestionada y bajo sospecha –para algunos completa seguridad– de contubernios bajo la mesa con intereses ajenos a ese instituto. No existen mandos sólidos en los comités municipales y la selección de aspirantes a alcaldías, como nunca antes en la historia priísta tamaulipeca, se encuentra en una de sus peores etapas de indiferencia y hasta de menosprecio.
No hay capitán o por lo menos no se siente su mano, el barco está en el límite de su línea de flotación y los próceres que lo dirigían lo minimizan y en casos extremos, lo han abandonado.
A sólo un año y medio de haber perdido la gubernatura, el mayor premio político de cualquier Estado, lo que fue una fortaleza casi centenaria e inexpugnable se está haciendo añicos.
Ese es el PRI que conocerá en Tamaulipas el ex Secretario de Hacienda. Un escenario más complicado para las metas que persigue difícilmente lo encontrará en otras entidades y lo que es más grave, sin soluciones a la vista y por el contrario, con pronósticos alarmantes para su causa.
Este martes es un día de prueba para José Antonio Meade.
Cómo reaccionará el precandidato ante un escenario tan inhóspito como es actualmente el tamaulipeco será una oportunidad para saber de qué está hecho, cuáles son sus fortalezas y quiénes son los que realmente le pueden aportar vituallas a su ejército electoral para enfrentar a sus poderosos rivales circunstanciales.
En esas circunstancias, expreso un buen deseo para la militancia tricolor y para sus simpatizantes en Tamaulipas.
Ojalá que no suceda lo contrario. Ojalá que el saldo de la visita no sea que al final de la jornada se enteren de cuáles son sus debilidades…
UN CARRO PARA TODOS
El tema de las precandidaturas a presidencias municipales en Tamaulipas empieza a convertirse en, como algunos le llaman en forma cruda, un “cachondeo”.
Sin importar en que latitud sea, no hay quien piense que no tiene las facultades y habilidades para ser alcalde. Hasta las trayectorias más cortas, las carreras más inocuas y las experiencias más escasas, se suben al carro de los aspirantes y buscan reflectores y micrófonos para auto exaltarse.
Lea usted el periódico del día, escuche la radio o vea un noticiero en televisión y los encontrará. Forman un auténtico ejército.
Vamos chicas y chicos, un poco más de respeto a la investidura de alcalde.
Queda claro que muchos ediles han dejado bastante que desear y algunos han encabezado administraciones como el burro que tocó la flauta, con logros alcanzados por casualidad. Es precisamente ese balance lo que parece influir a una cauda de suspirantes a adjudicarse a sí mismos, sin mayor mérito que sus muchas ganas, la etiqueta de “posibles”.
Habrá qué ver cuán desesperados están los partidos para definir “a lo que caiga” en esas candidaturas. De los nombres y apellidos que surjan en esos menesteres, se podrá medir el tamaño de las crisis en cada uno de esos membretes…
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