La Iglesia Católica en su Liturgia sigue celebrando la Navidad, entendida como la celebración del misterio de la “Encarnación”, es decir celebrar el Nacimiento del Hijo de Dios por medio de la santísima Virgen María.
Esa es la razón por la cual después del 25 de diciembre sigue celebrando fiestas que presentan al Señor Jesucristo como hombre. Y así el domingo pasado se celebró la fiesta de la “Sagrada Familia” donde Jesús es presentado como cualquier niño que “crece en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres”.
Y este domingo se celebra la fiesta de “La Epifanía del Señor” popular llamado “Día de los Santos Reyes”. La palabra Epifanía significa “Manifestación”, es decir, se celebra la manifestación del Señor Jesús a todos los pueblos. Ésto se expresa en el texto del Evangelio que se proclama este domingo, Mt. 2:1-12. Unos magos de oriente llegaron a Jerusalén y preguntaron: ¿Dónde está el Rey de los Judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo”.
El término “Mago” en la antigüedad no tiene el mismo significado que tiene en estos tiempos. Ellos eran hombres sabios, estudiosos sobre todo de los astros, es por eso que supieron descifrar el significado de la estrella y además conocían las Escrituras que hablan de la llegada del Mesías como Rey de los judíos.
Además el término “Oriente” quiere decir que venían de pueblos lejanos, y es por eso que esta festividad habla del Mesías que ha venido para toda la humanidad.
Desde lejanas tierras, ellos fueron guiados por una estrella que les marcó el camino. En su providencia Dios mismo los condujo de una manera misteriosa al encuentro con el Mesías recién nacido.
Antes de salir de sus respectivos lugares, los magos tuvieron que hacer muchos preparativos, para hacer un viaje que pasaría por lugares inhóspitos y peligrosos. Se arriesgaron para buscar algo en verdad grandioso.
Cuando al fin llegaron a Jerusalén, preguntaron acerca del Rey de los judíos que acababa de nacer y dijeron el motivo: “Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo”.
Al encontrar a Jesús, reconocieron que él era Dios, ya que, “postrándose, lo adoraron” y entre lo que dieron estaba el incienso.
Será muy interesante que en este nuevo año todos se esfuercen por encontrar al Dios, hecho hombre por amor a toda la humanidad.