La claudicación del gobierno federal ante el Cártel de Sinaloa estableció que López está en un pantano del cual para salir requiere de habilidades de las que carece; humildad, pensar de manera racional, y de estatura de jefe de Estado para crear, no para destruir; de método y de técnica, herramientas que no tiene. Su mañanera es insuficiente aún para sus fans, pues ven que homicidios y violencia aumentan y la respuesta lopista es, apapacho. Son manifiestos, desaciertos, incapacidad para manejo de crisis, negación absoluta, tan absoluta como su deseo de ser único, para gobernar para todos los mexicanos y construir una nación.
Después de días de dimes y diretes, no saber quién tomó la decisión de liberar al hijo de El Chapo, es cubrir errores que llevaron al desastre de significa que el crimen se imponga a la ley, al Estado. Es una situación que otros países se ha registrado, es lección que no se estudia, no se analiza, no se aprende, y por tanto no se aplica la estrategia adecuada y correcta para salir del yugo criminal.
López en su típico hablar diciendo una cosa y al otro día, otra distinta, para luego “desnegarse”, va desde avalar la decisión, a decir que no estaba enterado. En la liberación del “Chapito”, secretarios de Seguridad, Alfonso Durazo, y de Defensa, general Luis Sandoval, dan versiones antagónicas. ¿Mentirosos o encubridores?
Este proceso mal desarrollado abrió amplia y profunda grieta en el gabinete lopista. El colosista Durazo dijo que la acción se ejecutó en seguimiento a una estrategia acordada en el gabinete de seguridad; horas después, Sandoval afirma que no había consenso en esa estrategia. El rebote fue fuerte: el secretario de Seguridad, contra el ex militar a cargo de la Guardia Nacional, Luis Rodríguez Bucio; las Fuerzas Armadas contra Durazo; y el director del Centro Nacional de Inteligencia, Audomaro Martínez, ex militar, contra Durazo. Resultado, sin responsable, ni sanción; sin rienda el Gabinete.
El equipo lopista muestra incompetencia en momentos de comunicación de crisis y de interpretación. Es muy difícil enmendar al que tanto habla y mucho yerra, como López. El director de Comunicación Social, Jesús Ramírez, es incapaz de unificar la narrativa de los hechos, lo que motivó las contradicciones, y también de ordenar el discurso de López que solito se corrige y se desdice. El Gabinete dice que es gasolina al fuego cuando López se incendia y pelea con quien sea, pues provoca más crisis y sin capacidad para su manejo, el daño crece. López ve disminuir su nivel de aprobación, hay reducción sensible en el apoyo en el país. Ante el mundo, López es un desastre. La percepción de derrota, debilidad, de ausencia de leyes, circulan el mundo. El desprestigio mexicano crece aceleradamente, mientras el vocero divino que se considera ser López, predica realidades y verdades que sólo su cerebro elabora.
La estrategia de no combatir a los cárteles por López mostró a Estados Unidos que no hay compromiso, que incumple con acuerdos bilaterales de combate al crimen organizado trasnacional. Los temas de presión por Estados Unidos son violencia y droga, y migrantes, ambos sin estrategia de control por López, quien con palabras y acciones alienta ambos fenómenos.
¿Cómo hará López para recuperar el Estado de Derecho? ¿Cómo recuperar algo que López considera no haber perdido y parece no conocer qué significa? La negación absoluta impide encontrar soluciones a problemas que se acentuarán por efecto paralelo con otros Cárteles que operan con inmenso poder en México.
[ds]