No dejes que los años te digan cuándo empezar a vivir, cuándo empezar a soñar, a despertar, cuándo empezar a complacer tus deseos, a disfrutar lo que haces, cuándo empezar a ser feliz.
No dejes que los años te digan cuándo dejar de soñar y de desear lo que quieres, cuando sentir dolor y por qué sufrir, cuándo llorar, cuándo abandonar tus propósitos de bienestar.
No dejes que los años te digan cuándo callar lo que sientes, cuándo olvidar tus recuerdos, cuándo perder la esperanza y la confianza en ti, cuándo perder la vergüenza y la seguridad de tus decisiones.
No dejes que los años te digan cuándo envejecer, cuándo dejar de ser tú mismo, cuándo tomar tus decisiones sin sentirte presionado, sin tener temor a equivocarte, a ser víctima de las envidias, a vivir sin complejos.
Decídete a vivir, porque para eso Dios te dio la vida, para vivirla en compañía de los que han aprendido a madurar espiritualmente, con plena armonía y en sintonía con la energía positiva que fluye fuera de ti, que emerge de las conciencias que viven a plenitud una vida de nobleza y rectitud.
Decídete a ser tú mismo y no un remedo o imitación de lo que no eres, no seas el desecho desafortunado del esfuerzo fracasado de los que viven un concepto de vida equivocado y todo quieren tener controlado.
Decídete a amar, sin pedir nada a cambio, amar sin condiciones, sin humillar a nadie, sin fomentar apegos destructivos origen del quebranto de las buenas relaciones.
Vive con la sencillez y la humildad de un santo, con la inocencia de un niño, con la tolerancia y la paciencia de un sabio, que por más discordante que parezca la vida, nuestros desatinos, no desembocan en la locura o el enojo que genera sólo tristeza y amargura.
Vive y vive respetando a la gentil naturaleza que todo nos ha obsequiado para sobrevivir, no dejes de mostrar tu gratitud, reconoce en ella el bendito regalo del Creador para su hijo muy amado.
Vive la vida en un constante despertar a un milagro que se repite día a día, y confía en que para lograrlo, contarás siempre con el que te ha salvado del pecado.
Ahora respira profundamente y vive, has que la vida sea diferente, ríe con ellas y muestra siempre la alegría, ríe cuantas veces sea necesario, para que puedas avanzar un escalón más, para llegar a la eternidad, por Jesús tan prometida.

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