Tres días después de la elección del 6 de junio el dirigente panista Luis Cantú Galván, dio la cara por la derrota de Acción Nacional en los municipios más importantes de Tamaulipas. Lo cierto es que los hechos están ahí. Ya que el fenómeno electoral se manifestó de distintas maneras en el territorio de esta entidad.

También es cierto que los resultados evidencian que son el producto final de la persecución del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, pero también es cierto que en el pasado inmediato hubo ex gobernador que enfrentaron historias similares, pero ante esos escenarios construyeron políticas de acercamiento.

Es la historia de Manuel Cavazos Lerma con Ernesto Zedillo Ponce de León, Tomás Yarrington con Vicente Fox Quezada, Eugenio Hernández Flores con Felipe Calderón Hinojosa. El caso más patético fue el de Egidio Torre Cantú con Felipe Calderón, quien en el 2011 le quiso desaparecer los poderes y no obstante al escenario de violencia se mantuvo en el cargo.

Es decir, los últimos 4 gobernadores priístas maniobraron para sobre llevar la relación con el Ejecutivo Federal con quien lidiaron en su tiempo. Algunos de estos movilizaron a gobernantes de otras entidades. Y la entidad fue sede de reuniones campestres con presidente como Vicente Fox en la Ex Hacienda San Juan en los límites de Abasolo y Soto La Marina. Que por cierto tiene nuevo propietario.

Cavazos Lerma hizo lo propio para complacer a Ernesto Zedillo y convencerlo que su proyecto para Tamaulipas era el mejor y por lo mismo le permitió que pusiera como sucesor a Yarrington Ruvalcava y no a Diodoro Guerra ni a Marco Antonio Bernal, ambos amigos y favoritos de Zedillo.

Asimismo, Hernández Flores le alzó la mano a Felipe Calderón, para darle el espaldarazo, sin embargo, en una pestañeada la relación se deterioró y en parte el escenario de violencia que acompaño a Geño hasta el final de su mandato, se cree que habría sido orquestado desde Los Pinos.

Fue tal la perversidad de Calderón que su acoso fue intenso con el socio que Hernández dejo como gobernador sustituto en la entidad y, que finalmente le habría entregado la gubernatura a Acción Nacional, pero además tenía un dolo con los priístas que no pudo superar.

El actual gobernante parece no haber identificado el perfil de su adversario en Palacio Nacional. Cuyas características son propias de un “político chicharronero”. Quien gusta y prefiere tronar a sus adversarios. Pero como la política mexicana es un juego, que no se acaba hasta que se acaba. Hay que esperar hasta el final.

Por lo pronto Acción Nacional anuncio ayer por la tarde que presentará combate en los tribunales electorales para recuperar el Ayuntamiento de Nuevo Laredo, donde la contienda entre la morenista Carmen Lilia CantuRosas Villarreal y la neo panista Yahleel Abdala con ombligo priista tuvieron una contienda competida, pero los números le dieron el triunfo a la primera mujer.