El roce de la indiferencia no es suficiente para desestabilizar la voluntad que se me ha conferido, la falta de humildad pasó de largo frente a mí, ante un espíritu que permanece intacto y un cuerpo que ha resistido los embates de la envidia, el egoísmo y la mentira; soy cuerpo sí, pero también espíritu y nada que no fuera enviado por la voluntad del Padre podrá incidir sobre la unidad que recibí, día a día me enfrento a situaciones que requieren de humildad y renuncia, en ocasiones me siento como Pedro cuando Jesús le pide camine sobre las aguas y por mi falta de fe me hundo en el mar de las frustraciones al no poder, en ocasiones, mantenerme firme en mis decisiones. Qué afortunado soy en tenerte a mi lado, Tú me haces fuerte cuando soy débil, me haces caminar cuando mis temores me paralizan, me das esperanza y paz.
Soy cuerpo y soy espíritu, soy tu creación y me das el título de hijo amado, a pesar de que en ocasiones me olvido de ser digno, de ser humilde, de renunciar a mi egoísmo, de caer en el pecado cuando la debilidad de la materia prevalece sobre el espíritu.
Hoy camino con la frente en alto porque estás conmigo, me acompañas y me guías, me haces fuerte ante la adversidad, pero sobre todo, porque me das una y mil oportunidades para cambiar, para seguirte y cumplir tu voluntad.
Hoy no dije no, me diste paciencia, me diste tolerancia, me hiciste sentir que todo lo puedo en Ti, no dejaste que el cuerpo cayera derrotado ante el tedio, el temor y la fatiga, hoy me llenaste de paz y me hiciste conocer tu poder y el valor de tu sabiduría.

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