La Cámara de Diputados, el 24 de febrero avaló con 304 votos en pro de la Reforma Eléctrica enviada por AMLO en una iniciativa preferente, y 179 votaron en contra; mientras que el Senado la aprobó el pasado 03 de marzo, con 68 votos a favor y 58 en contra, esa es la democracia representativa y ganó el proyecto de la 4ª Transformación para darle prioridad al despacho de la electricidad por generación hidráulica, seguida por las plantas de generación permanentes de CFE y subcontratistas y después la electricidad de fuentes intermitentes y oscilantes.

El decreto “excluye a la CFE de su obligación de recurrir a las subastas eléctricas para contratar nueva energía eléctrica. Asimismo, obligará a la Comisión Reguladora de Energía (CRE) a revisar los permisos de autoabastecimiento y los contratos de compraventa de electricidad que tiene con particulares, y habrá revocaciones en los casos en los que se hayan obtenido mediante fraudes.”

Para los que seguimos la evolución de este conflicto, su origen se ubica en la reforma energética de Peña Nieto, la cual subordinó a CFE y Pemex a las rondas y ventanas para “subastar” los recursos energéticos de México al sector privado, principalmente a las grandes empresas de hidrocarburos y de electricidad de los EUA, y de Europa, otorgando “concesiones y contratos” que como sabemos, después de ver los videos y leer los testimonios de Emilio Ricardo Lozoya Austin, fue necesario darles su gran “moche” a los senadores de la Comisión de Energía con los recursos de empresas acusadas por la justicia de los EUA de sobornar a funcionarios de PEMEX y CFE como son Odebrecht y Vitol.

El problema se convierte en un escándalo cuando irrumpe en el escenario la peor pandemia de nuestra generación y la paralización de las actividades económicas “no esenciales”, ocasionando una disminución abrupta de la demanda de energía eléctrica, la cual era atendida con prioridad por las plantas de energías “limpias e intermitentes” y por las empresas extranjeras generadoras de electricidad de ciclo combinado de gas natural, como las que tenemos en Río Bravo y Altamira Tamaulipas, dejando al final y sin utilizar a las plantas de la CFE, subsidiando los costos de transmisión y pagando sobreprecios por la electricidad.

El primer intento para equilibrar el suministro de electricidad fue el Acuerdo emergente  para garantizar la eficiencia, calidad, confiabilidad, continuidad y seguridad del Sistema Eléctrico Nacional   del 12 de mayo de 2020 emitido por la CENACE, -CENTRO NACIONAL PARA EL CONTROL DE LA ENERGIA- que en medio de la disminución del consumo de electricidad y ante las oscilaciones eléctricas ocasionadas por las generadoras fotovoltaicas y las pruebas intermitentes de las plantas eólicas, se habían ocasionado tres interrupciones críticas en la red eléctrica de CFE, afectando el suministro entre el corredor de Monterrey – Altamira, Tam. el 29 de abril del 2020, así como en la Península de Yucatán, y Aguascalientes, entre otras. Con la seguridad de que al terminar la crisis toda la energía será necesaria.

Al evaluar los riesgos y pérdidas por las desconexiones con consecuencias potenciales calificadas como “devastadoras”, la SENER y el CENACE acordaron revertir el orden del despacho de la energía, retomando la prioridad en la confiabilidad y estabilidad de las plantas de energía hidráulicas y de hidrocarburos, por encima de las intermitentes y oscilatorias como son las solares y eólicas.

Ante la ola de amparos obsequiados por los dóciles jueces a las empresas responsables de las interrupciones y que vieron afectados sus privilegios adquiridos en base a sobornos y a su asociación con algunos políticos simpatizantes con la privatización de la energía y adoradores del “moche – pronto”, la situación no se pudo corregir y continuaron los riesgos advertidos, que mostraron su fuerza devastadora durante la temporada de tormentas tropicales y huracanes en el sur del país.

Ante la parálisis económica y la postergación del uso de las plantas hidráulicas de la CFE en Chiapas y Tabasco, las presas se saturaron y se tuvo que inundar una buena parte de las comunidades de dicha entidad, permanecieron por semanas bajo el agua, con pérdidas desastrosas en el campo y en las viviendas de los tabasqueños, a quienes les tocó pagar los platos rotos de la CFE; y todo por no haber utilizado las plantas hidráulicas, dándole preferencia a las empresas extranjeras, para el suministro de energía limpia y barata a Soriana, a Coca Cola-  OXXO, Bimbo, Coppel y demás neo ecologistas por conveniencia, quienes además, a través de sus redes sociales y medios masivos insultan todo el tiempo a la investidura presidencial, involucrando a muchos buenos ciudadanos, que acaban por creer que son socios y beneficiarios de las grandes empresas privadas y extranjeras, las cuales, además son en gran parte responsables de la letalidad del virus por el consumo de sus productos hipercalóricos, que nos han convertido en campeones de la obesidad, hipertensión, diabetes y cirrosis.

Ahora que el acuerdo para la confiabilidad y continuidad de la electricidad se ha convertido en Ley y un juez suspende la decisión de cientos de legisladores representativos; de decenas de técnicos de la CFE y por encima del “Proyecto de Nación” de AMLO y sus 30 millones de electores, todas las fuerzas democráticas se van por el caño del laberinto jurídico que asegura la justicia para los poderosos intereses extranjeros y locales, adueñados del Viento y del Sol, que originalmente recursos naturales de la nación y que en junio próximo harán “corto circuito” entre las coaliciones electorales en su lucha por los tres poderes de La Unión.

 

 

Numeralia energética:

1, Ranking de Forbes en Generación Eólica 2018

  • Oaxaca: 5,564 MW = 62% del Total
  • Tamaulipas: 1350 MW = 15% del Total
  • Coahuila: 1080 MW = 12% del Total
  • Nuevo León: 642 MW, 7% del total
  • México total 2018: 9,035 MW.
  1. En 2019 con la 4aT se agregaron diez parques que al concluir 2018, representan una capacidad instalada de 6.238 MW.

Plantas eólicas en México = 71; En Tamaulipas = 13

  1. La capacidad instalada fotovoltaica aumentó un 62 % durante 2019 de la 4T, y ya alcanza 5.000 MW, distribuidas en 63 plantas.