Me dejaré llenar de ti, dejaré que el gozo llegue hasta lo más profundo de mi ser; le daré gracias a la vida por estar aquí, me levantaré feliz de poder ver la luz, me dejaré llevar por el optimismo y tendré siempre pensamientos positivos; saludaré a todo aquel que me encuentre en el camino, le haré sentir mis bendiciones, no juzgaré a nadie, que si prefiere ignorar todo el bien que le deseo, por el contrario, rezaré por él y le pediré a Dios sane sus heridas emocionales y le de paz a su alma.
Caminaré por las calles mirando todo alrededor, me detendré para maravillarme de las obras del Señor y compartiré mi alegría con los que se sienten orgullosos de persistir en conservar las bellas tradiciones que nos hermanan, reiré con sus risas y los abrazaré en la distancia cuando no pueda en hacerlo en la cercanía, tomaré de la mano a quien me ama y le transmitiré la energía que hoy me mueve para tener esperanzas.
Me sentaré en una banca de cada una de las plazas en las cuales compartí momentos irrepetibles con mi familia y mis amigos, imaginaré ver a mis pequeños hijos o a mis nietos corriendo tras la pelota o montados en sus triciclos, me acercaré gustoso con el globero para comprarles el globo que tanto anhelan, les seguiré el paso, hasta el vendedor de elotes y les cumpliré sus deseos.
Disfrutaré el paseo por la calle principal viendo aparadores y haciendo una lista de todo aquello que le guste a mi mujer y a mis hijos; sentiré la dicha de poder ver, escuchar, oler, degustar, tocar y caminar con tal firmeza, que mi cerebro sentirá la gratitud por ser tan afortunado, y al saberme bendecido, iré al templo para agradecerle a Dios tanta dicha.
Señor, mi Dios, mi todo, sin ti soy nada.

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