Al margen de nombres y apellidos, una de las tantas encuestas realizadas en Tamaulipas sobre la tendencia de voto para conquistar la gubernatura en 2022, arroja una lección histórica.
El sondeo –no tiene importancia la empresa que lo hizo– otorga a MORENA el 42 por ciento de las simpatías preelectorales y el 26 a Acción Nacional, los dos punteros indiscutibles en el proceso que ya está encima.
Es una distancia entre ellos que a pesar de los 16 puntos que los separan, en modo alguno significa una garantía de triunfo para el que encabeza la consulta, cuando aún faltan poco menos de seis meses para el día de la votación. Hemos visto remontadas más espectaculares.
Sin embargo, no es eso lo que en estos momentos debe llamar la atención.
Lo que debe dar grima a sus militantes y simpatizantes, es el cinco por ciento que le dan de preferencia electoral al Partido Revolucionario Institucional para esa cntienda cívica. Ni síquiera dos dígitos.
Para tener una mejor perspectiva del presunto derrumbe que el sondeo arroja, si es que existe honestidad en ese ejercicio, sólo hay que recordar el porcentaje de simpatía electoral que once años atrás detentaba el PRI en Tamaulipas en la precampaña y campaña de Rodolfo Torre Cantú rumbo a la gubernatura: 70 por ciento.
¿Cómo perdió el antaño invencible tan avasallador dominio?
Sobre esa caída priísta se han escrito miles de análisis y se han publicado cientos de miles de comentarios en todo lo que huela a medio de comunicación, incluidas las redes sociales. Todos hemos caído en la tentación de soltar nuestros gatos a retozar y quien más quien menos ha dejado sobre la mesa su percepción.
Sin embargo, los hechos son los que deben marcar la pauta. Hechos que hoy se repiten en el gobierno federal actual y en donde destaca uno básico.
El tricolor alcanzó esos niveles de aceptación gracias a los programas sociales de sus gobiernos. El dinero fluía en forma desbordante y había subsidios hasta para limpiar los zapatos. Se incurrió en excesos que por su descontrol fomentaron la corrupción y ésta cobró la factura en las urnas, al desaparecer la manipulación priísta qu agotó esos cuernos de la abundancia.
Eso sucede hoy nuevamente en el gobierno federal. Ha eliminado programas por austeridad, pero el ahorro se perdió en un flujo de dinero ahora directo, contante y sonante, que le ha permitido una popularidad extraordinaria en su papel de generoso padre.
Bien por los beneficiados, pero ¿Cuánto tiempo más podrán hacer eso sin resquebrajar la economía del país y en que se generalicen corruptelas que ya afloran?
Malas noticias: Ya está sucediendo. Se practican las mismas tácticas y los mismos excesos priístas, que en conjunto pueden significar una mezcla de aviso y alerta resumida en una vieja frase popular, que firmaría precisamente el partido tricolor:
Como te ves me vi. Como me ves, te verás.
Aguas, Morena…
Y LA MARCA, SE QUEDA
La batalla de MORENA en el Congreso Local por evitar el canje de placas vehiculares y de Acción Nacional por llevarlo a cabo, ganada al final por los primeros, deja en estos un sabor semidulce de victoria con matices de salobre.
Lo anterior se deriva de que tras no poder garantizar al actual gobierno estatal un ingreso multimillonario con el reemplacamiento, la bancada azul a cambio consiguió parte de lo que buscaba: Dejar la presencia de Acción Nacional por tres años más, a través de las láminas de la discordia.
Como tenían previsto los panistas, a despecho de un posible gobierno estatal morenista, alrededor de un millón 300 mil vehiculos registrados seguirán paseando por todos los rincones del Estado el color azul en calles y carreteras hasta 2024.
Será un recordatorio en una publicidad sobre ruedas y a toda hora, diario, punzante e inocultable, de que el panismo sigue presente en Tamaulipas y hasta con la marca –Tam– del gobernador saliente.
Así, el panismo tamaulipeco revive una vieja frase:
Hay que saber obtener pequeñas ganancias de las grandes pérdidas…
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