Definitivamente, siempre habrá mejores respuestas a cualquier situación que inicie en etapa temprana o primaria: nunca se recupera el valor de tener una buena base con nada, y aplica para todo tipo de elementos que conforman nuestra madurez, nuestra formación como seres humanos.
Y en este caso queremos referirnos a un tema fundamental: la educación vial.
Como ejemplo, aquel día en que, en un centro comercial trató el columnista de cruzar entre las filas d e los automóviles estacionados, y la hija mediana dijo : “Papá, por ahí no se cruza, espera a que lleguemos a las cebras”, refiriéndose a las líneas que se pintan en cada término o inicio de calle.
El regaño de una pequeña fue suficiente para entender que es muy importante, como automovilista, respetar los derechos de los peatones y no solamente de ellos, sino de los ciclistas, motociclistas, y de cuanto ser vivo se encuentre en el planeta.
Y para que podamos cambiar de mentalidad, tenemos que aprender que respetando a los demás obtenemos el mismo respeto y entonces nuestra sociedad sí cambiaría para bien.
En ese sentido, el columnista ha propuesto la elaboración probablemente de un manual tipo “comic” que se utilice en preescolar y primaria, donde se les explique a los niños cuales son sus obligaciones para exigir sus derechos. No podemos verlos crecer con la idea de que “todos se joden porque el peatón es primero”: resulta muy absurda esa mentalidad que inclusive, algunos políticos manejan en un afán corriente y nefasto de populismo.
Si desde pequeños les enseñamos a respetar a los ciclistas, a los motociclistas, automovilistas y sus iguales, tendremos una mejor sociedad, y eso aplica con la “sociedad” o complicidad con las autoridades, en el sentido de que quien no respete, sea quien sea, se le infraccione para que aprenda a cumplir la ley.
No requiere de gran ciencia: solamente de aplicarse adecuadamente y que se grabe bien el hecho de que los que caminamos cruzamos SOLO en las esquinas, que los transportes urbanos SOLO paren donde termina la cuadra y no donde se les pegue la gana; que NADIE debe estacionarse en doble o triple fila o más, porque estorba, bloquea calles, incumple la ley.
Enseñarles la importancia que tiene cada uno en su contexto y que debemos tener ese RESPETO que se ha ido perdiendo poco a poco, y que es la base para tener una convivencia armónica en esta sociedad que nos toca vivir.
Enseñarles desde pequeños a respetar lo que tienen enfrente como premisa fundamental para vivir bien, y sobre todo, RESPETARSE A SI MISMOS, porque demostrado está que quien se respeta y se quiere no hace tonterías que afecten a los demás.
Los que dañan son personas con traumas o complejos muy elevados que tienden a reflejar en sus acciones.
Pugnemos porque en la educación se consideren estos aspectos, que desde muy pequeños se les permita tener las bases para conducirse adecuadamente: el respeto es fundamental, y base de mil y una actividades exitosas.
Ojalá alguien tuviera la iniciativa, y se podría hacer quizá como prueba piloto en nuestra entidad o nuestra ciudad, con la participación de las oficinas de tránsito, el gobierno en sí, autoridades educativas y la sociedad representada por los padres de familia.
Necesitamos cambiar la actitud, el “chip”, y volvernos más empáticos con los que están a nuestro alrededor, porque vamos a vivir con ellos en todo momento, y lo menos que debemos hacer es buscar formas de hacerlo armónicamente, pacíficamente…
Cordialmente.

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