Quien esté convencido que este partido prácticamente descansa en una sepultura política, sufre en mi opinión, una equivocación.
Me refiero al Revolucionario Institucional. Por lo menos en lo que se refiere a Tamaulipas.
¿Por qué esa apreciación?
Lance una ojeada al escenario partidista en el Estado. En la virtual antesala de los comicios que marcarán en este año la renovación del Congreso Local en esta geografía, hasta ahora sólo el PRI muestra real actividad institucional. Y no cualquier actividad.
No sé de quién o de quiénes es la mano que mece la cuna del tricolor, pero aunque dudo que sea la de su actual dirigente estatal, Yalheel Abdalá, por lo menos queda claro que no están durmiendo en los marchitos laureles de su pasado.
En dos días, sin que en apariencia casi nadie le conceda importancia, el PRI empezó a mostrar los colmillos. Primero, inició la capacitación a todo vapor de su militancia en los 22 distritos locales que estarán en juego, no sólo para buscar votos en las campañas sino para armar el primer piso de su estrategia el día de las elecciones.
Ningún otro membrete lo ha hecho hasta ahora, pero si lo anterior podría parecer trivial a algunos, un ingrediente le da otro cariz: la capacitación incorpora a una nueva generación de jóvenes para reemplazar a los acartonados líderes sectoriales que ni pueden ni quieren ya trabajar. En otras palabras, el objetivo es oxigenar un ambiente repudiado por propios y extraños.
Apenas 24 horas después, también dio a conocer su convocatoria para definir a los candidatos a diputados por mayoría relativa, lo que rompe el anquilosado lapso de espera al que lo obligaba su histórico sometimiento al gobernador en turno, que elegía a sus favoritos de acuerdo a sus caprichos e intereses muchas veces como asienta la voz popular, al cuarto para las doce.
Advierto: No es mi propósito hacer cuentas alegres del priísmo. Las pesadas anclas que lo hicieron naufragar en los últimos tres años aún siguen jalándolo al fondo, pero por lo menos algunos parecen querer cortar esas amarras.
No. De ninguna manera se le puede considerar un cadáver político. Si confían en eso, dos partidos podrían llevarse una decepción…
¿ADIÓS, PEMEX?
Uno de los pilares del sistema político mexicano se enfrenta a una encrucijada que podría enfilarlo hacia la pérdida de esa posición.
Ese cimiento histórico, es el petróleo y en forma más específica uno de sus derivados: la gasolina.
La decisión asumida por el gobierno de Guanajuato no es pecata minuta. Ante el dramático desabasto de ese carburante por los errores, incapacidad o qué sé yo de PEMEX, la administración estatal lleva a cabo una acción inédita hasta ahora: La compra de gasolina a proveedores particulares en Estados Unidos, que ya tiene forma y volumen en casi 10 millones de litros de gasolina transportados por ferrotanque, que resolvieron de momento la crisis energética en esos lares.
Lo anterior se podría resumir en una frase que nadie hubiera imaginado días atrás: Adiós, PEMEX.
¿Acaso la decisión del gobierno de Guanajuato podría desestabilizar a la llamada máxima industria nacional?
No, por supuesto que no. El solo, no.
Pero el primer paso está dado. De no enmendar a corto plazo sus errores Petróleos Mexicanos y restablecer el suministro normal a sus franquicias, el ejemplo guanajuatense que hasta ahora ha sido exitoso podría desencadenar un efecto mimético que llevaría a otros estados a irse por otra vía. Por lo menos dos entidades más ya iniciaron un acercamiento con firmas extranjeras.
Y al parecer, no falta mucho para eso…
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