Las redes sociales; los medios de comunicación; las encuestas; los chismes; los sabelotodo que se asilan en el café por falta de chamba pública; toda herramienta repite el oleaje imparable de López Obrador para el proceso electoral 2018.
El clamor es unánime en México; “sálvennos del mal gobierno”, y el salvavidas que se atisba es MORENA, partido político que dice acabará con la corrupción, sin embargo, ¿cómo lo hará? si está plagado de ex priistas mañosos y corruptos que ante el rechazo del elector al PRI se van a MORENA al igual que lo hizo López Obrador, su fundador y dueño.
De Anaya y Meade la opinión pública no se ocupa; es López Obrador el dueño del escenario y de la luminaria a tal grado que se arraigó en la mente de millones de mexicanos que un robo electoral a López Obrador significa revuelta, alzamiento generalizado violento, para que se respete un triunfo que se da por hecho, sólo porque se rechaza a otros partidos.
El hartazgo de la población hacia los pésimos resultados que el Estado Mexicano muestra en asuntos de seguridad y de economía; aunado a la descarada, cínica y despiadada corrupción no encuentra salida pues la población carece de cultura política para canalizar de manera efectiva su malestar haciendo que se castigue a los responsables del atraco a la nación. Y que no digan que no se puede. En una sociedad como Ciudad Victoria, es fácil identificar a quienes se enriquecieron en los puestos públicos y al amparo del poder hicieron con socios negocios jugosos dejando en el abandono a la sociedad. Claro que es posible castigarlos, sin duda. Que carezcamos de valor y aplomo para hacerlo, es muy distinto, y muy doloroso y va a doler más todavía.
Ha dado tanta riqueza México por décadas, que a pesar de la intensa y profunda corrupción arraigada en el servicio público, tiene una economía importante en el mundo. Salinas de Gortari con el Tratado de Libre Comercio mostró debilidades y fortalezas de la economía, logrando ventaja económica sobre Estados Unidos, sin embargo la inmensa riqueza que se genera se va al exterior o se concentra en 500 empresas en todo México. Las ventajas que logró el Tratado se las adjudicó un grupo de poder, mientras el Estado mexicano abandonó al 70% de propietarios de tierras que de pronto se vieron rebasados por una economía en la cual la producción para autoconsumo no tiene cabida y a nadie importó desarrollar un programa para capacitarlos en otras áreas productivas.
La educación técnica requiere menos presupuesto que la universitaria; menos inversión para su desarrollo. La dificultad para encontrar talleres y técnicos de confianza en las ciudades es una constante. Es difícil creer que las reparaciones de cualesquier maquinaria, artefacto o vehículo sean de la magnitud que se señala en diversos talleres, a grado tal llega la “especialización”, que las piezas se cambian de manera automática.
Sin opción para obtener un salario digno; sin herramientas para mantener a su familia y vivir; millones de mexicanos migran a Estados Unidos, otros viven de los programas de apoyo social, y muchos otros, destrozados por el Estado Mexicano por una política que benefició a unos cuantos, se convierten en lo que llamamos de manera despectiva, crimen organizado. Calculen cuanto tiempo hace falta para cambiar a México. Sabrán que no es el populismo de López Obrador el camino. Cuando seamos capaces, cuando seamos dueños de voluntad y aplomo para señalar y enfrentar al ladrón que vive entre nosotros, tendremos nación.