Las campañas tienen varios efectos sobre el electorado, sirven a los partidos para reforzar a los electores propios, convencer indecisos, convertir a posibles votantes de otras fuerzas, y desmovilizar a los que iban a apoyar al rival. El más importante es el primero, asegurarse que las personas afines acudan a las urnas, evitar fugas hacia la abstención y a partidos rivales.  Es escenificar que el poder lo tiene el ciudadano, aunque esta “democracia” se somete al dictado del mercado financiero.

No se debe ir a campaña sin un camino con objetivos definidos, que distingan de los demás y articulen todo el esfuerzo. El liderazgo del candidato debe ser real, auténtico, en el entorno de su partido y hacia el exterior; lo que es posible mejorar, pero no crear. Ser líder y saber transmitirlo con eficiencia, es cualidad que se tiene, o no se tiene. Debe interactuar libremente donde se presenta. Si es a ser presidente de una nación, su conocimiento debe ser amplio y profundo de los problemas que preocupan a sus electores y las soluciones.

Candidato que aspira a ganar, debe comenzar por aparecer como  el mejor gobernante posible. Tener la respuesta adecuada para cada problema. Ese es el primer paso. El objetivo es ganar con un programa que señale las líneas de su actuación. Debe plantear, problemas y soluciones. Explorar fortalezas y debilidades de anteriores gobiernos para trazar un diagnóstico preciso. Es fundamental que se conozca la posición del candidato ante los problemas a resolver y cómo hacerlo, esto le hace ser específico, lo que facilita su defensa. Debe valorar la percepción del electorado ante determinada situación; es la percepción y no la realidad, lo que cuenta.

El mensaje es la base para el triunfo o derrota. Un mensaje eficaz responde a,  ¿Por qué quiere el candidato que lo elijan? ¿Por qué representa una opción mejor que la de sus adversarios? ¿Qué políticas va a llevar a cabo? El mensaje es el eje de la estrategia. Debe transmitir al electorado no sólo que conoce los problemas y cómo solucionarlos de manera eficaz, sino que esos votantes sean persuadidos, se lo crean y actúen en favor del candidato votando por él.

Meade, aunque no en campaña, acude a Tamaulipas a darse a conocer, pero la falta de liderazgo del PRI en Tamaulipas no organizó reuniones para que le conozcan, parece que no se le permitió acceso al electorado. ¿Empresarios y un escaso grupo de priistas son todos los votos locales? ¿Interactúo con el elector de manera libre y escuchó lo que preocupa en la ciudad? ¿Le conoció la base priista? ¿Interactúo con indecisos para convertirlos en eco que repita  que Meade es el mejor gobernante posible?

El mensaje de Meade, careció de los elementos de fundamento para persuadir. Los actores que le escucharon no son portavoz efectivo ante el elector para convencerlo de que él es el mejor gobernante posible para México. Su presencia en la capital mostró falta de capacidad para seducir. Esperemos el desarrollo de su campaña, oportunidad que se agotará rápidamente, para que Meade demuestre voluntad y aplomo al exponer argumentos que le permitan establecer liderazgo, y logre convencer al decepcionado electorado mexicano por la corrupción e impunidad de sus malos gobiernos, de que él es el mejor gobernante posible del proceso electoral 2018.