Ninguno de los involucrados lo reconoce hoy, pero el hecho existe.

El próximo 6 de junio, además de presidencias municipales y diputaciones locales o federales, se juega un destino superior: Las aspiraciones de una cauda de personajes para fortalecerse en esa nomenclatura y de quienes intentan colarse a ella para pelear la candidatura a Gobernador.

No todos se sienten invitados a correr esa aventura, pero de igual manera harán lo necesario -que significa muchas cosas- para aparecer en la lista de “posibles”.

Vamos por partes, como cuenta Catón que decía Jack el Destripador. Y empezaré con una pregunta.

¿Quiénes son los jugadores?

En Acción Nacional, dos figuras tienen cifradas sus esperanzas en los resultados que obtengan en las urnas: Gerardo Peña, actual diputado local en busca de una curul en el Congreso de la Unión; y Jesús Nader, alcalde de Tampico, que va tras la reelección.

A los dos su “gran gurú azul” les ha hecho sentir que están en primera fila, ante el desplome de Ismael García Cabeza de Vaca, quien no ha logrado construir en el Senado un perfil aceptable y que cada vez aparece menos en los tablados partidistas. Hay quien asegura que si hoy se definiera al candidato panista, sería sin duda Jesús.

En el Revolucionario Institucional, Enrique Cárdenas del Avellano se juega la que quizás sería su última oportunidad de ser el abanderado tricolor para ocupar la silla del 15 Juárez. Ninguno de los demás candidatos priístas que serán protagonistas el 6 de junio -a excepción de Paloma Guillén, cuyo triunfo se ve complicado- tiene la dimensión para formarse en la fila, tras la todavía no formalizada salida de Oscar Almaraz.

De obtener Enrique la diputación federal la suerte estará echada. El candidato saldrá de esa curul o de la presidencia estatal tricolor, hoy bajo el mando de Edgar Melhem Salinas, cuyo desempeño ha sido fundamental para el priísmo.

Y así llegamos al Movimiento de Regeneración Nacional.

La cauda de aspirantes es impresionante y sería ocioso manejar nombres ya de todos conocidos, la mayoría en maquillada pero abierta precampaña.
En esta parcela, lo interesante es quiénes, con los votos obtenidos, podrán sumarse a esa lista en el partido a vencer. No hay candidatos oficiales aún, pero entre los navegantes de ese río destaca con luz propia el nombre de Felipe Garza Narváez, quien de ganar en Victoria se colocaría a la par de quienes se consideran la aristocracia de esa facción en Tamaulipas.

Poco hay que agregar en MORENA, a reserva de un apunte interesante.

Pocos lo saben fuera del entorno morenista local: En el Estado se mueve un personaje con banderas a media asta pero con el apoyo total de Andrés Manuel López Obrador. Su nombre es Ricardo Quintanilla Leal, empresario sabilero de la zona semiárida tamaulipeca.

El hombre, quien fue vencido por la maquinaria oficial panista en la anterior contienda municipal en Jaumave, ha desempeñado en las últimas semanas el papel de coordinador extraoficial de una lista de candidaturas, por expresa petición presidencial.

No se maneja con glamour, sino en las discretas entretelas de reuniones a distancia a través de mesas de trabajo “online” en diferentes lugares. Y le adelanto: Su nombre hasta ayer sonaba como “amarrado” para las primeras posiciones plurinominales morenistas a una diputación federal.

Este escenario apunta a que el apellido Quintanilla parece destinado a subir de volumen a mediano plazo en Tamaulipas, en donde es evidente que los afectos y la confianza del presidente de la República están ampliamente repartidos en mayor o menor grado, pero con un dato seguro agregado:

La política de MORENA en Tamaulipas tiene aroma a sábila…

LA REFLEXIÓN DEL DÍA

“En política lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno”…

Konrad Adenauer

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