Vaya espectáculo fueron a dar alcaldes de al menos 15 estados de la República a Palacio Nacional cuando con pancartas en mano, gritos, consignas y hasta la entonación del Himno Nacional exigieron una audiencia con el Presidente de la República quien se reunía con su gabinete previo a la conferencia diaria de las 7 de la mañana.
Entre los revoltosos, que denunciaron haber sido rociados con gas lacrimógeno, se encontraban dos tamaulipecos, uno más polémico que otro, el alcalde de Cd. Victoria, Xicoténcatl González Uresti y el de Nuevo Laredo, Enrique Rivas, ambos panistas.
La diferencia entre uno y otro es que el segundo tiene mayor aceptación entre sus representados los cuales consideraron correcta su manifestación, mientras que el primero se encuentra en la posición número 5 de los 100 alcaldes peores evaluados del país con un índice de aceptación de apenas un 14.9 por ciento según la casa encuestadora preferida de los panistas “Masive Caller” que ahora jugó en su contra.
La actuación del alcalde de Victoria de exigir una audiencia a golpes de puerta en Palacio Nacional fue criticada por sus representados y detractores políticos que sugirieron al munícipe recurrir mejor a los diputados federales, indicados para la gestión de recursos con el gobierno federal.
¿Qué desquiten la dieta no? Diría el gober “que se pongan a chambear”.
Por cierto, a través de su cuenta en twitter el mandatario estatal Francisco García Cabeza de Vaca respaldó a los alcaldes panistas, en un mensaje que publicó mientras ellos permanecían en Palacio Nacional escribió “Mi solidaridad con la causa de los alcaldes del país por una distribución justa y equitativa de los recursos. Expresiones como ésta nos convocan a una discusión amplia y urgente rumbo a un nuevo federalismo fiscal”.
Cabe recordar que su llamado a la Federación por más recursos ha sido constante desde que se dio a conocer la rasurada en el presupuesto para el 2020.
Aquí el tema es uno, la falta de proyectos presentados a la Federación por parte del alcalde de Victoria al menos, que pudiera ser tomado en cuenta para la asignación de recursos porque hasta la fecha su administración no ha dado a conocer alguno en concreto.
Dos, la falta de coordinación y comunicación entre los diputados federales y el gobierno del Estado y municipios lo que ha quedado más que claro y tres el rechazo generalizado de los victorenses hacia su alcalde pues cualquier cosa que haga o diga les parece ridículo. Preocupante ¿no cree?

Que Dios lo bendiga, gracias.
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