Ahora que el presidente electo López Obrador debe pagar las promesas de campaña, es importante conocer los esfuerzos realizados contra la pobreza y sus resultados. La pobreza es ancestral, inherente al ser humano, pues no todos los seres humanos comparten la pasión de salir del patrón de pobreza. Aunque no lo parezca, se está en una zona de confort al no existir obligaciones que atender pues sé es pobre, y por supuesto no hay esfuerzo para obtener los recursos, de ahí que con lo que para otros es carencias, es zona de confort.
Desde 2003, la política social enfocada en luchar contra la pobreza que implementó Brasil asociada a acciones en educación, generaron impactos diferenciados sobre la mujer negra, que es la mayoría entre la población más pobre del país. De las familias inscritas en programas sociales, 88% eran encabezadas por mujeres y de estas familias, 68% encabezadas por mujeres negras. De 14 millones de familias beneficiarias del Programa Bolsa Familia en 2014, 73% eran negras, y 68% de ellas encabezadas por mujeres negras. De las 724 mil familias beneficiadas con unidades habitacionales hasta 2014, 70% eran negras. De las familias atendidas por el programa Luz Para Todos, 80% tienen responsables de familia negros o negras. De las plazas del Programa Nacional de Acceso a la Enseñanza Técnica y Empleo destinadas a l Programa Bolsa Familia, 68% de las matrículas son de estudiantes negros. De 2011-14, el porcentaje de mujeres negras matriculadas representaba 53%.
Los programas sociales de lucha contra la pobreza extrema beneficiaron a la población afrobrasileña, pero la desigualdad existente en Brasil sigue marcada por carácter racial. Los marcos legales y políticas públicas establecidos revelan que la transformación en el cuadro de persistentes desigualdades y exclusión de la mujer afrodescendiente exige el desarrollo de acciones institucionales con perspectivas interseccionales, sensibles a la diferenciación existente en los grupos sociales garantizando la participación de los grupos históricamente excluidos y discriminados, en especial las mujeres afrodescendientes.
Aunque el ingreso promedio de las mujeres negras es el que más se valorizó en dos décadas (80% entre 1995 y 2015), se mantiene la siguiente jerarquía: hombres blancos, mujeres blancas, hombres negros y mujeres negras, del mayor a menor en la escala de ingreso. Esto apunta que la brecha entre negros y blancos, especialmente entre mujeres negras y hombres blancos, es tan profunda que a pesar de los avances persiste gran desigualdad.
Cabe destacar que en Brasil la tasa de personas negras entre el 10% más pobre subió de 73% en 2004 a 76% en 2014. Considerando las cifras nacionales, que reflejan una reducción del orden de 21 puntos porcentuales en el porcentaje de la población en situación de pobreza entre 2004 y 2014, lleva a pensar que hubo una salida de la pobreza proporcionalmente mayor entre la población no afrodescendiente que entre la población negra a la que se dejó en estatus de abandono por discriminación racial.
Así sucede en los países en general. En Estados Unidos los mejores salarios son para los blancos. En México al indígena se le mantiene en exclusión al igual que al pobre en general, aunque la política electorera se acuerda de cada tiempo entregar algún bien para su supervivencia y que acuda a las urnas. En el Medio Oriente a la mujer se le sojuzga de tremenda manera.

Acciones desiguales contra la pobreza
Ahora que el presidente electo López Obrador debe pagar las promesas de campaña, es importante conocer los esfuerzos realizados contra…