Me preguntó mi esposa que cómo pasaríamos el día último de año, antes de contestarle, la miré a la cara y vi un semblante de tristeza, le pregunté si se sentía bien y me dijo que había algo en su interior que la inquietaba, pero que en todo el día no había podido encontrar el motivo; el motivo era muy obvio, pero ella no quería aceptarlo, por primera vez no estaría rodeada de sus hijos y sus nietos, además de otros familiares muy amados por ella, tratando de no agregar otro motivo para prolongar su tristeza, disimulé también no saber la causa de su congoja, entonces le contesté su pregunta:

Pasaremos el día ultimo de año celebrando que estamos juntos y aprovecharemos la oportunidad para agregarle un valor agregado lleno de romanticismo, cenaremos a la luz de las velas, nos dejaremos iluminar por su brillante flama y dejaremos que el calor que emana de ella acaricié nuestras caras, después haremos un brindis por la buena vida que hemos llevado, por los hijos y los nietos, todo ello enmarcado en el amor de Dios y las múltiples bendiciones recibidas no sólo por este año de transición que vivimos, sino por todos los años que hemos pasado juntos y han hecho glorioso nuestro fecundo matrimonio.

Por ningún motivo hablaremos de aquello que consideramos malo, por el contrario nos dejaremos llevar de la mano por todo lo grandioso que hemos vivido, por todo lo que hemos disfrutado, por todo lo que nos llenó de alegría y nos hizo reír, y brindaremos también por las lágrimas que derramamos en aquellos momentos mágicos en que pudimos sentir y ver la gloria de Dios. Por todo eso y más brindaremos, pero tendremos cuidado de no embriagarnos con el amor que nos tenemos, porque podríamos perder la cabeza e irnos temprano a la cama a dormir, y olvidarnos de la esperada llamada de los hijos, deseándonos lo mejor para el año venidero, nos perderíamos los abrazos virtuales y los muchos besos de los nietos, que igual los sentiremos como si estuvieran presentes porque cuando se entrega el corazón por amor, también se entrega el alma.

El año 2021 será el gran año de la esperanza, nuestro Señor se manifestará de muchas formas, recibamos desde el primer minuto, las bendiciones que emana del Sagrado Corazón de Jesús, que tanto nos ama.

A toda mi amada familia, mis amigos, mis hermanos en Cristo y mis hermanos lectores, les deseo un año de plena conversión espiritual y que el Espíritu Santo ilumine su corazón, para seguir el camino de la verdad y la vida, nuestro amado Señor Jesucristo. FELIZ AÑO NUEVO 2021

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