Acompañé a Julio César Chávez a tener un reencuentro con Don King, a quien tenía ya varios años de no ver.
Esta fue quizás la última vez que se vean y, por lo mismo, fue altamente emotivo.
Julio me pidió que lo acompañara e, inicialmente, lo visitaríamos en casa, pero la salud del gran promotor se ha deteriorado y, días antes de viajar, me llamaron de su parte para cancelar el encuentro. Hablé con el gran campeón, quien insistió en viajar, aunque fuera solamente para verlo. Al aterrizar, me mandaron la dirección de la clínica donde se encontraba Don.
Manejamos de Miami a Boca Ratón y, al llegar al hospital, nos indicaron que el señor King se acababa de retirar tras haber recibido una transfusión de sangre y tratamiento. Logré hacer contacto con su siempre fiel Celia Tuckman, quien me indicó que estaban en su restaurante favorito cerca del hospital: el House of Pancakes. Don tenía hambre, y al llegar vimos a lo lejos una mesa llena de comida, así como tradicionalmente el extravagante promotor siempre ha sido: hot cakes, waffles, huevos, tocino, salchichas, fruta, papas hash brown, miel, tabasco y café…
Julio se acercó un tanto tímido, pues Don luce flaco, cansado y prácticamente en silencio. Cuando sus miradas se cruzaron, brotó una enorme sonrisa en Don, al tiempo que dijo: “Julio, mi hijo”.
Las indicaciones médicas son claras y contundentes: hablar lo mínimo y descansar, nos explicó Celia al momento que nos invitó a sentar, mientras ella se retiraba.
Don King, vistiendo unos pants y su gorra roja con la leyenda “Make America Great Again”, firmada por Donald Trump, comía lentamente sus alimentos mientras daba sorbos de café… cabizbajo y callado.
Julio, a su muy particular estilo, le dijo cosas tan bonitas que, poco a poco, esa sonrisa enigmática regresó al rostro del buen Don. “Nunca habrá nadie como tú, eres el mejor promotor de la historia del box y de todos los deportes. Gracias, Don, por todo lo que hiciste por mí, gracias a ti logré ser quien soy.”
Fue entonces que le regresó el brillo a sus ojos y se animó notoriamente.

Tras tres llamadas de sus médicos, insistiendo en que se fuera a casa a descansar, el gran hombre se paró con muchas dificultades, tomó su andadera y nos dirigimos hacia su auto para la que quizá fue la última despedida de esta pareja que hizo historia en el boxeo mundial. Ya el sábado, de plano, no aceptaron que lo visitáramos.
Don King, el más grande promotor de la historia, y Julio César Chávez, el más grande boxeador de la historia de México y de los mejores del mundo.
Don King firmó a Julio tras verlo pelear en el Olympic Auditorium de Los Ángeles, quedando impactado por su estilo. Desde ese momento supo que sería un boxeador especial. Héctor “Macho” Camacho subió de división dejando el campeonato mundial superpluma WBC vacante. Don José ya conocía a Chávez y no dudó en ordenar la pelea entre el número 1, Mario “Azabache” Martínez, contra JC, aunque él estaba en número 7. Así inició la carrera del gran campeón mexicano, sin duda alguna una de las más exitosas e importantes de la historia, y la gran mayoría fue bajo la promoción de Don King.
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115 peleas, 107 triunfos, 86 por KO.
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37 peleas de título mundial.
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Campeón en 3 divisiones.
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Invicto en sus primeras 90 peleas.
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14 años invicto.
Don King llegó al boxeo tras cumplir una condena en la cárcel. Salió al mundo con todo en su contra: eran años donde la discriminación racial estaba en auge, sin capital, hombre de color y con antecedentes penales. Esos tres años en la cárcel fueron su salvación, ya que se dedicó a estudiar, leyó gran cantidad de libros y se cultivó, forjando así un plan de vida con gran determinación para salir adelante.
Logró convertirse en el promotor de Muhammad Ali, promoviendo algunos de los eventos deportivos más importantes y exitosos de la historia, llevando a Ali a convertirse en figura mundial con peleas en Zaire, Venezuela, Filipinas, etc.
Dominó por completo la promoción del boxeo durante tres décadas, juntando gran cantidad de récords y logros. Promovió más de 500 peleas de campeonato mundial, pagó a más de 100 boxeadores un millón de dólares por pelea, tiene el récord de audiencia televisiva cuando 600 millones de televidentes vieron “The Rumble in the Jungle”, Ali vs. Foreman; el récord de la mayor asistencia con boleto pagado cuando, precisamente, Julio César Chávez venció a Greg Haugen en el Estadio Azteca ante 136 ,274 mil aficionados.

Conocido mundialmente por su particular peinado de pelos parados, carisma, personalidad y seguridad, ingenioso, más trabajador que cualquiera, exigente y demandante, así como perfeccionista.
Dichosos quienes nos tocó vivir la era de Don King.
¿Sabías que…? 1931 quedará como el año en el que tres de los personajes más importantes del boxeo mundial nacieron. Siempre se comentó esa gran coincidencia, ya que José Sulaimán (30 de mayo), Don King (20 de agosto) y Bob Arum (8 de diciembre) nacieron en ese año.

Anécdota de hoy: conocí a Don King desde que tengo uso de razón. Lo vi parado en la sala de mi casa junto a Muhammad Ali. Don llegaba a la casa y pasaba directo a la cocina, y ahí se sentaba a comer, ignorando los preparativos de mi mamá con mesas llenas de comida. Él se servía directo y se agasajaba con los platillos de Doña Martha. Vi a Don José agarrarse incontables ocasiones con Don King, en persona y por teléfono; discusiones fuertes, pero siempre buscando el bien del boxeo y de los boxeadores. Vi a Don llegar muchas veces al campo de béisbol de la liga Lindavista, donde se sentaba a ver los juegos de nuestro equipo Vagabundos. Acompañó a su amigo del alma cuando falleció mi tío Héctor, así como el día que murió mi abuelito Elías, viajando a Ciudad Valles, San Luis Potosí, y hasta nos tocó ser asaltados en Polanco cuando yo conducía el auto del aeropuerto al hotel.
Cuando mi papá se encontraba en el hospital en Los Ángeles, Don solía viajar a verlo; se sentaba por horas junto a su cama y hasta se quedaban dormidos los dos, no había necesidad de decir nada. Don King y Julio César Chávez fueron, precisamente, los últimos en visitar a mi papá. Siempre existió algo único, mágico en la relación de los tres.

¡Que viva por siempre Don King!