El “efecto mariposa” que imaginó el presidente Joan Laporta cuando hipotecó varias partes del futuro del club para así poder invertir inmediatamente varios cientos millones de euros en traspasos y salarios, fue el de una larva futbolística aislada y poco atractiva que se transforma en una criatura hermosa, colorida y admirada por todos. Sin embargo, el impacto que las brutales lesiones sufridas por Ronald Araujo y Jules Kounde mientras cumplían con el llamado de sus respectivas selecciones amenaza con causar esa tristemente célebre clase de impacto: cuando el aleteo de hasta el más pequeño conjunto de alas de insecto, en el momento y lugar equivocados, pueden causar consecuencias catastróficas y cada vez mayores.
Denominada en ocasiones como “teoría del caos”, el efecto mariposa propone que, si bien, el aleteo de pequeñas alas multicolor no puede causar literalmente una tormenta del otro lado del planeta; los eventos aparentemente pequeños pueden, sin embargo, desatar una reacción en cadena para que las cosas salgan desastrosamente mal en sistemas complejos y no lineales.
El Barcelona tiene a Gerard Pique, Andreas Christensen, Marcos Alonso, Hector Bellerin, Eric Garcia y Frenkie de Jong, en particular, para cubrir las ausencias de Koundé y Araujo; la primera, prevista para durar al menos un mes y hasta finales de diciembre, o principios de enero en el caso de Araújo, quien se someterá a una intervención quirúrgica. La mayoría de los clubes se arrodillarían para orar agradecidos por tener semejantes recursos a su disposición. Seamos sinceros. Nadie sentirá necesidad de tomar el violín más pequeño del mundo para tocarlo, burlándose del club con sede en el Camp Nou.
Sin embargo, en términos de conexiones causales, estas lesiones indudablemente tienen la capacidad de hacer que el Barcelona quede eliminado de la Champions League en fase de grupos por segunda temporada consecutiva (algo que no han sufrido desde hace 21 años; lo que le costaría al club hasta €100 millones en pérdidas. También podría descarrillar su actual campaña en LaLiga gracias a una derrota en el inminente Clásico que se jugará el 16 de octubre, y el daño a la moral y nivel deportivo si el grupo de Champions se descontrola; lo que dañaría enormemente la pretendida recuperación económica del Barcelona (que recientemente registró beneficios por €98 millones para la campaña 2021-22 y pronosticaron €271 millones adicionales para la actual temporada); dejándolos mucho más maniatados producto de las reglas de Fair Play Financiero de LaLiga durante los próximos dos o tres mercados de fichajes.
Todas las amenazas antes descritas pueden ser clasificadas como peligros cercanos e inminentes. Otro efecto colateral adicional, que dependerá totalmente de cómo Xavi Hernández decida jugar sus cartas, podría ser que Piqué anuncie su retiro como futbolista profesional. De la misma forma, en esta teoría del caos también existe el potencial de que el Barcelona logre salir de este aprieto que lo tiene arrinconado; de que revitalice absolutamente su autoestima y su confianza, incluso de que Piqué sea llamado al rescate, de que brille, que vuelva a declarar su disponibilidad para la selección de España y, quién sabe, darle a Luis Enrique algo qué pensar antes de hacer su convocatoria mundialista para noviembre próximo.