Un duelo de preparación como lo fue el planeado ante la selección de Uruguay, terminó por convertirse en un tema de suma preocupación para la selección mexicana, de cara a la Copa del Mundo Qatar 2022.

El duelo ante la ‘Celeste’ se pactó, en busca de poder adaptarse al estilo de juego que te puede ofrecer un conjunto sudamericano, con miras a enfrentar a la selección de Argentina en la fase de grupos del certamen mundialista.

El interés se elevó aún más, tras ver el desempeño de la albiceleste hace unos días ante Italia dentro de la Finalissima.

Los primeros minutos del duelo nos ofrecieron a dos escuadras nulificandose en mediocampo y buscando el dominio del esférico; sin embargo fueron factores puntuales los que comenzaron a ser determinantes; empezando por las deficiencias en la marca en jugadas a balón parado.

Los balones detenidos han sido un dolor de cabeza para el Tri durante mucho tiempo, y Uruguay dio cátedra de cómo se buscan balones en el área. La defensa no supo anticipar el movimiento de Edinson Cavani, quien sin mucho esfuerzo conecto cabezazo potente con dirección a portería.

A pesar de la salvada de Alfredo Talavera, el balón quedó en zona comprometida, y es donde salió el factor individual. Una buena anticipación de Matías Vecino ante dos defensas terminó por poner el primer gol.

Hablando de individualidades; si a alguien tendría que haber tenido muy bien analizado el cuadro tricolor, ese es Cavani.

El atacante charrúa demostró que la edad no está peleada con el nivel de juego, y con movimientos tan básicos como precisos como el hacerse de un espacio en el área logró anticiparse a la marca defensiva mexicana, y con dos disparos sellaría la goleada en menos de cinco minutos.

Finalmente, Uruguay demostró que goza de algo, que la selección no tiene ahora: un goleador nato y en buen momento.

Raúl Jiménez disparó solo una vez a portería en el partido, y lo hizo de manera por demás deficiente; mientras que el disparo más claro del Tri fue un remate de Jesús ‘Tecatito’ Corona, el cual fue a dar a las manos del guardameta Sergio Rochet.