Éste es Donovan Carrillo, un chico de 21 años que representará a México en los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing 2022.

Su especialidad es el patinaje sobre hielo artístico y un punto de quiebre en su vida, fueron sus primeros patines, comprados en un tianguis de Guadalajara.

Mi papá me los compró en un tianguis, nadie lo sabe hasta ahora, porque cuando les dije que quería practicar este deporte, no sabían dónde comprarlos”, relata Donovan enjundioso al recordar este episodio de su vida que lo marcó para siempre.

En efecto, su hermana practicaba, pero eran rentados y cuando él quiso abrigar esta carrera, puso en dilema a sus padres, maestros de educación física, por cierto.

En el tianguis sólo había patines tres tallas más grandes que la mía, ¡pobre de mi papá! compró lo que creyó mejor, pero me dificultaban hacer los ejercicios”.

La economía no estaba boyante en casa y con dos hijos patinadores se complicaba cumplir los sueños. Entonces, Dafne, la hermana mayor, crecía e iba dejando los patines para Donovan.

Así le hicimos los primeros años, incluso llegué a un nivel intermedio con los patines de mi hermana, ya les daba yo la segunda batalla, hasta que una vez le abrieron unos asaltantes el coche a mi papá y se robaron todo, hasta mis patines, fue cuando ya tuvimos por necesidad que comprarme unos nuevos en la tienda”.

Donovan sonríe de estos pasajes raros con los que inició. Comprende que la vida no es fácil para nadie, menos para sus padres que hacían doble turno en las escuelas donde enseñaban para mantener a la familia inyectada de deporte en las venas.

Por eso, la mamá tenía sus artilugios como llevar los patines de su hermana al zapatero.

En este deporte, los patines de las mujeres son blancos y los de hombre, negros, entonces para ahorrar, mi mamá los llevaba al zapatero para que los pintara de forma más resistente, pero con los entrenamientos, los desplantes y las caídas, se iban despintando hasta que parecían de dálmata”.

Donovan Carrillo hizo futbol, fue aficionado al Atlas, “pero tenía dos pies izquierdos, era muy malo”, acepta, todo lo contrario al patinaje, porque en su vida todo tiene que ser musical, “y al ver este deporte tan conectado lo corporal con lo musical, entendí que era mi pasión”.

El chico que debía aguardar a los patines de su hermana, es hoy el mejor patinador de México en este ámbito y busca perfeccionarse a base de competencias internacionales, pues desde 1992 en Albertville, no se tenían representantes nacionales.

Me ha tocado construir mi nombre en esta disciplina sin tener muchas bases”.

JUAN GABRIEL, PORQUE ES MUY MEXICANO

Donovan sorprendió a japoneses con Hasta que te conocí

Le llena de orgullo a Donovan Carrillo ser un mexicano esforzándose en un deporte desconocido para casi todos en este país.

En las competencias internacionales, se había dado cuenta que lo miraban como un ser exótico, ¿un mexicano sobre una pista de hielo? le preguntaban los suecos, los estadunidenses y los noruegos.

Por eso quiso demostrar al mundo que rompería mitos en el patinaje artístico sobre hielo y ocupó a Juan Gabriel como la estartegia perfecta.

Un mes antes había fallecido el compositor e intérprete juarense y fue en Yokohama, Japón, en septiembre de 2016 donde Donovan rindió tributo con una melodía singificativa para él.

Fue una rutina que cambió mi vida, me ayudó a que la gente de mi país me conociera. Fue una canción que decidí dedicarle a mi mamá, siempre quisé patinársela a ella”.

Era una situación especial para Donovan que buscaba ver la reacción en el público extranjero con música mexicana y frente a la afición más exigente como la japonesa.

Es una audiencia difícil, porque saben las reglas, los saltos, el sistema de jueceo, se dan cuenta cuando te equivocas, y al ver que me recibieron con alegría, que aplaudieron al ritmo de Hasta que te conocí de juan Gabriel fue lo mejor, porque de repente miraba hacía las gradas y estaban sonriendo, eso fue impresionante para mí”.

Porque Donovan Carrillo fue labrando camino al patinar. Aún recuerda cuando en diferentes países como Australia, Suecia o Japón lo miraban con suspicacia al grado de preguntarle de si en verdad era mexicano.

Me decían que aquí ni pistas de hielo había, imagínate, esos comentarios hirientes. Otras ocasiones me decían que sí era mexicano pero a lo mejor vivía en Estados Unidos, les contestaba que no, que vivía en Tlaquepaque y en León, se quedaban extrañados, y replicaban, ahhh, entonces te entrena un extranjero, y ahí va la misma respuesta, no, mi entrenador es mexicano, se llama Gregorio Núñez. Siempre buscaban algo porque no conciben que haya un patinador artístico de hielo formado en México”.

Y es que a Donovan, cuando le pasaba esto, lejos de entristecerse, entraba a la pista como una fiera enjaulada que se iba relajando conforme escuchaba la música y era capaz de hacer un salto cuádruple.

“Porque amo todo lo de México, su música, la comida, la calidez de la gente las playas y los paisajes, todo lo que ofrecemos al mundo que es tan grande y no nos damos cuenta lo que nos valoran en el mundo”.

Por ahora, seguirá patinando en México o en cualquier parte del mundo como algo que trae en las venas adherido al cuerpo como la música.